RADIOLARIA

Marzo de 2022. Un usuario publica en Twitter un mensaje de lamento y consuelo a partes iguales: “Will Butler salió de Arcade Fire. A new era. Por lo menos lo alcancé a ver dos veces con su tamborcito en Rebellion”.

Enero de 2004. El joven Win Butler, hermano de Will, concede una entrevista al sitio Tiny Mix Tapes y lanza: “Una de mis canciones favoritas en el nuevo álbum está basada en una línea de sintetizador y una melodía vocal que creé hace cuatro años y jamás pude terminar. Otras cosas las acabé la semana pasada. De hecho, mientras estoy diciendo esto, Régine (Chassagne) y yo acabamos de escribir un tema llamado ‘Rebellion’ que apuesto cincuenta dólares a que estará en el disco.”

Y en este intervalo de dieciocho años pululan videos de las interpretaciones en directo de “Rebellion (Lies)”. Así, con paréntesis. Los más leales feligreses de The Arcade Fire, una agrupación que es todo menos moderada, suelen alabar las fibras del cuarto sencillo del álbum Funeral y ubicarlo como una bola de fuego que arrasa con todo a su paso, devolviendo a la palabra “emocional” su razón de ser. Y no hay un crítico o experto en la materia que se atreva a dejarlo fuera de los conteos con las mejores piezas en la carrera del grupo.

En ese 2004, cuando acababa de escribirla sin más pretensión que añadirla a un listado de temas suficiente para un primer larga duración, Win usaba camisolas arrugadas, un tanto percudidas y de talla más grande. La mitad del cabello le colgaba como liana hasta el mentón, y la otra permitía asomar un pómulo afilado y endurecido debajo de una mirada semejante a la de un niño regañado. Tiempos rupestres, sin champaña, aroma a rosas ni sofisticación. Época de camerinos pequeños donde los rockeros emergentes componen lo que les truena en el estómago. Ahí nació la oda a la rebelión del colectivo de Montreal. «Noventa por ciento de lo que la gente oye proviene de alguien obligándolos a comprar algo que no necesitan. En algún punto uno debe decir ‘¡Cállate ya!’. Es como si alguien estuviera viéndote la cara todo el tiempo. No puedes hacer como si nada estuviera pasando. Tienes que decir: ‘¡Para!, ¡para ya! Deja de pegarme y agobiarme’. Creo que a eso me refiero con rebelarse”, declaró Win en cierta oportunidad. “Incluso la gente debería rebelarse contra nosotros… ‘Oh, somos mejores que Arcade Fire, no vamos a utilizar guitarras, usaremos algún programa de sampleo y con eso crearemos música que sea mejor que la de esos imbéciles’. ¿Me entiendes?”

Con este sermón, el larguirucho cantante parecería digno discípulo de Howard Beale, el personaje ficticio de la multinominada y satírica cinta de 1976, Network. Y los cinco minutos de la canción, un tour de force siempre in crescendo, son suficientes para disparar metralla contra las noticias falsas, las corporaciones que manipulan y los fortachones y poderosos que no saben detenerse. Con una furibunda pujanza similar a la de Beale, Butler va cantando cada verso y el resto de The Arcade Fire responde “Lies! lies!” como un gran salmo que retumba en una catedral. “Like a Prayer” de Madonna palidece ante este huracán.

Capaz de atravesar la piel, la sísmica “Rebellion (Lies)” suma cientos de miles de adoradores que al paso de los años la han considerado la composición cúspide en el catálogo de Arcade. Y éstos conforman de modo divertido la resistencia frente al otro gran contingente de fans que le otorga tal condición a la catártica, y acaso más obvia, “Wake Up”.

Entre tanta emoción y gloria en directo, solo queda el sinsabor de la noticia que ha dado a conocer el tuitero a cuento de la salida de Will Butler. Los Fire se quedaron sin el hombre más espectacular de la pandilla que en cada turno de «Rebellion (Lies)» se desgarraba la garganta y se volvía un demonio electrificado, aporreando su pequeño tamborcito.