
“You never close your eyes anymore when I kiss your lips…” ¿Qué señal carga mayor maldición para el amor que unos ojos femeninos que permanecen abiertos durante un beso? Alerta muda, declive ensalivado, sentencia tersa.
Y con semejante línea de inicio no se necesita añadir mucho. Y el título de una de las baladas más versionadas en la historia de la música, llevada a la cúspide en 1964 por The Righteous Brothers y tildada por la revista Vanity Fair como «el corte más erótico en la historia de un dúo masculino», viene al calce: «You’ve Lost that Lovin’ Feelin’». Y todo es preciso. Y todo hace sentido. Poco a poco, aquel gran romance se desmorona.
Pero aún así, la debacle puede ser cantada en todo lo alto, entre destellos de terciopelo y notas celestiales, incitando a bailar lentamente cheek to cheek. «Escribí aquella primera frase por alguna razón», confesó en 2015 Barry Mann a Rita Braver, emisaria de CBS News. «Y de ahí nos seguimos, ¿no es así, Cyn?», añadió el compositor de Brooklyn mirando a su esposa Cynthia Weil para que ésta avalara el recuerdo y asegurar, así, no caer en imprecisiones que le desatasen un problemita de alcoba. «Sí, muchos afirman que es la mejor línea de apertura jamás escrita…», respondió Cynthia, secundando a su querido Barry.
Casados desde 1961 y virtuosos cómplices de la composición, a la pareja se le acredita la autoría de menudo temazo, junto con Phil Spector, el meticuloso y polémico productor que les encargó tejer el corte con el mayor cuidado posible.
Después, sin prisa y con una parsimonia similar a la que se requiere para alimentar palomas en un atrio en domingo, los dos Righteous, Bill Medley y Bobby Hatfield, intercalaron sus voces en el carril de baja velocidad, conforme a la solicitud puntual de Spector, a quien poco le importó que la generalidad de sencillos de la década de los 60 no excediera los tres minutos de duración. Acá todo se salía del molde. Se trataba de abrir una herida grande, pero también un bote de mermelada; una extraordinaria fórmula de sufrimiento arrebatador y romántico, aun cuando Hatfield reclamó a Phil el que, según sus cálculos, su intervención vocal en la pieza fuese menor a la de Bill. «Mientras él canta, tú puedes ir al maldito banco», le contestó el productor sin tapujos.
Estados Unidos cayó rendido a la balada. Todos amaron ese «Uoooh that loooovin’ feelin’» (con apóstrofes) que por un lado alertaba del idilio caído en rutina, y a la vez azucaraba, desatornillaba y hasta aproximaba el riesgo de enamorar de nuevo con la simple entonación de The Righteous Brothers, cuyas voces levantaban una serenata. Tom Cruise, en su papel de «Maverick» en Top Gun (1986) se valió de tal composición para cautivar a la profesora rubia de aviación encarnada en la cinta por Kelly McGillis. Y lo logró dos veces: primero, arengando a todos los apuestos alumnos de la prestigiosa escuela a cantarle a la chica en un bar, y después reproduciendo en una rocola el hit original para recuperarla y agarrarla a besos (con ojos cerrados).
El 13 de diciembre de 1999, la Broadcast Music, Inc. publicó el listado de las canciones más rotadas en la radio y televisión estadounidenses en el siglo que culminaba, y «You’ve Lost that Lovin’ Feelin’» se ubicó en la cima. La organización certificó más de ocho millones de reproducciones al aire de la única pieza en la historia que, con todo y sus dos apóstrofes, esa demoladora primera línea escrita por Barry Mann y la voz preponderante de Bill Medley, anuncia la agonía de un gran amor y, a la vez, concede un millar de motivos para revivirlo mañana mismo.
«Now there’s no welcome look in your eyes when I reach for you, and now you’re starting to criticize little things I do…«
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