Un intercambio y una huérfana

La prensa fue inmisericorde y mordisqueó a Shania Twain y al melenudo Robert «Mutt» Lange desde el mismísimo comienzo de su relación.

Habiéndole echado el ojo en un video el productor musical africano a la cantante, los tórtolos se conocieron en junio de 1993, se flecharon y el veloz matrimonio que concretaron seis meses después desató una avalancha de críticas de los medios, los cuales acusaron a la guapa canadiense de enredarse con un hombre diecisiete años mayor que ella y de «usarlo» con propósitos comerciales, toda vez que Lange se había bebido el bote completo de miel como la mente maestra detrás de los mejores álbumes de mastodontes del rock como AC/DC, Loverboy, Foreigner, Def Leppard y Bryan Adams.

Soleado y abundante en flashazos de los paparazzi, el idilio floreció a lo largo de aquella década y su punto más alto fue aprovechado y declarado a los cuatro vientos cuando Shania cantó «They said ‘I bet they’ll never make it’, but just look at us holding on, we’re still together, still going strong, you’re still the one I run to, the one that I belong to…» En aquel tercer verso de «You’re Still the One», uno de los sencillos country pop más exitosos de todos los tiempos, se escurría la fresca felicidad por un deseo cumplido y un objetivo conseguido. Los detractores caían uno a uno a medida que la canción escalaba peldaños en los charts.

«Sin estar muy conscientes, acabamos escribiendo una canción acerca de nosotros mismos», afirmó la chispeante Shania en una emisión de Top of the Pops a finales de 1999. «No tratamos de que fuese así, pero el aquel tiempo mucha gente decía que no lo lograríamos, que no duraríamos mucho como pareja. Nuestras vidas eran opuestas y distintas en varios sentidos, así que terminar componiendo esa pieza implicó que muchos sentimientos afloraran de manera indirecta en la música. Es algo que, como he dicho antes, sucede cuando escribes de la mano de alguien que conoces tan profundamente como tu esposo.»

Pero la alfombra tersa se tornó pantano. En 2008, diez años después de que «You’re Still the One» fuera lanzado como single y se volviera un cometa que iluminó varios listados a nivel internacional, una compungida Twain reveló su ruptura con el productor. Y poco después la revista People duplicó su número de lectores al publicar una nota que abrió los suelos. «Aunque el motivo no se ha dado a conocer, cercanos sugieren el romance de Lange con la asistente personal de la pareja, Marie-Anne Thiébaud, de treinta y siete años, quien estaba a cargo de su castillo en Suiza y a quien Twain consideraba una de sus grandes amigas…»

El rumor fue cierto. Frédéric, entonces esposo de Marie-Anne, descubrió la infidelidad que también desmoronó su matrimonio y decidió informar a Shania. El enredo no devino en tragedia de venas cortadas, sino en un par de bodas al más puro estilo del mundo swinger. «Es algo retorcido, pero hermosamente retorcido», afirmó la cantante años después, habiendo recuperado ruta, sonrisa y voz.

Y en el medio del intercambio involuntario de cónyuges, quedó ahí «You’re Still the One», con esos versos de amor de hierro irresueltos, sumergidos, oxidándose.

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