Marsha Albert tenía la edad de la dulce terquedad -quince años- cuando escuchó un reporte mañanero de la CBS sobre una banda integrada por cuatro chicuelos británicos infectados con el mismo virus: un peinado de budín espantoso. Y ese día, el 22 de noviembre de 1963, quedó perpetuamente enamorada de The Beatles al escuchar esas voces armoniosas que enjabonaban el alma.
A la chiquilla se le quedó particularmente colgada en la memoria la frase «fenómeno sociológico» usada en dicho reporte para describir al cuarteto que por entonces promovía «She Loves You» en todos los rincones de Inglaterra. Crítica y entusiasta, la quinceañera redactó una carta para la estación local WWDC, cuestionando con inocente acidez por qué diablos no habían programado nada de estos apuestos inglesitos. El Dj Carroll James fue el depositario de la solicitud e, intrigado por la pujanza de Marsha, hizo que una azafata de la aerolínea BOAC cruzara el Atlántico con una copia de «I Want to Hold Your Hand» oculta en su saco.
Era un single sietemesino, ya que Capitol Records tenía agendada su publicación en Norteamérica hasta el 13 de enero de 1964 para dar suficiente margen de exposición y promoción en el mercado inglés.
«Carroll James me llamó por teléfono el día que obtuvo la copia y me dijo… ‘Si puedes estar aquí a las cinco en punto, te dejaremos presentar la canción’», rememoró cuatro décadas después Marsha, a quien Carroll le cumplió la promesa. «Damas y caballeros, por primera vez al aire en los Estados Unidos, ¡aquí tienen a The Beatles cantando ‘I Want to Hold Your Hand’!«, anunció la adolescente con la voz escurriendo en excitación.
La pizarra de la estación se inundó de peticiones de la audiencia de Washington DC, implorando la repetición del corte que había llegado a tales tierras luego del contrabando transoceánico. Parado en el centro del vendaval y la euforia, y sabiéndose poseedor absoluto de la única copia del single en América, James sacó raja a los acontecimientos. Rotó la canción tanto como pudo, pero no gratis. Devorado por el ego, el DJ bajó el volumen a la mitad de la melodía para grabar su voz e incrustar su marca en la piedra preciosa: «¡Esta es una exclusiva de Carroll James!» Así, mucho antes de los ochentas, década en que pulularon los cazacanciones que tenían dedos listos en el «REC» y «PAUSE» de los reproductores, cientos de radioescuchas amaron y odiaron a un locutor alzadón.
Sea como sea, la dupla Marsha-Carroll desató el brote de la «Beatlemanía» en Estados Unidos con sus ocurrencias. Publicado anticipadamente el 26 de diciembre de 1963, «I Want to Hold Your Hand» se volvió el soundtrack de la invasión británica a América, el primero de veinte números uno de The Beatles en la gran nación y el single de su autoría del que más copias se han despachado en el mundo.
El 7 de febrero de 1964 los cabezas de budín fueron recibidos por miles de chicas al borde del colapso -y de algo más- en Nueva York y cuatro días después fueron entrevistados en el Washington Coliseum por el mismísimo Carroll James, quien otra vez mostró gratitud a su cómplice quinceañera, invitándola a presenciar la charla que enmarcó el histórico primer concierto del cuarteto en Estados Unidos.
Mientras Paul, George y John bromearon con ella sin tanta proximidad, Ringo pronunció un «Gracias, Marsha», reflejando que, al menos él, lo había entendido todo.
«Oh yeah I tell you somethin’, I think you’ll understand, when I say that somethin’, I want to hold your hand…»
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