Una mierda muy bien documentada

hqdefault«Mi postura es: no por el hecho de que portes una placa de policía, tienes el derecho de matarme. El hecho de que la policía me saque del coche y me ponga las esposas por una falta, está bien, pero una vez que empieza a golpearme y a aprovecharse, deja de estar en la línea de la ley y se convierte en algo inhumano…»

La mirada desafiante se mantenía fija debajo de esa gorra de los White Sox, mientras la boca se movía cual culebra para contestar el chorro de cuestionamientos de la conductora Jana Wendt en televisión australiana. Tracy Marrow, mejor conocido como Ice-T, defendía así su «Cop Killer», furibundo sencillo que estrenó en 1992 al frente de Body Count, un inusual grupo de metal pesado aderezado con chispitas de hip hop.

«‘Cop Killer’ era un tema de protesta muy al estilo de los temas de protesta de los años 60», repasaría el cantante del gesto rudo en 2017 en una plática con Vice. «Era una manera de manifestar que estamos hartos de la brutalidad policíaca y creo que la canción se mantiene vigente porque así se siente la gente.»

Incendiaria y con letras sísmicas de principio a fin, el single desencadenó un huracán de reclamos y alabanzas por igual desde sus primeras semanas al aire, ya que incluyó ciertas referencias a la paliza que en marzo de 1991 propinó la policía de Los Angeles al joven negro Rodney King por conducir alcoholizado. La tunda fue captada en video por un testigo y de su difusión se desprendió una ola de disturbios raciales que motivó mucha más literatura, notas periodísticas y canciones de rabia e indignación de lo que cualquiera podía presupuestar.

Diversas organizaciones policíacas, apoyadas por legisladores, la derecha religiosa, el FBI y otras voces de alto volumen hicieron un reclamo al unísono por la letra de «Cop Killer», a sus ojos una clara incitación a la violencia que ponía en jaque a la grey de uniformados blancos: «I got my brain on hype, tonight will be your night, I got this long-assed knife and your neck looks just right. My adrenaline’s pumpin’, I got my stereo bumpin’, I’m ‘bout to kill me somethin’, a pig stopped me for nuthin‘!»

Pronto la olla hirvió a tal grado que el entonces Vicepresidente de Estados Unidos, Dan Quayle, tachó a la composición de «obscena». Ice-T guardó los colmillos y prefirió pedir a la compañía Time-Warner parar la distribución del sencillo, acaso bien enterado de que el objetivo se había consumado: «Cop Killer» tenía ya alcances epidémicos en las radiodifusoras, impulsada por el caso King que se agravó aún más con la inexplicable liberación de los policías golpeadores.

Tres décadas después de estos líos, ningún usuario de Spotify o iTunes pudo localizar «Cop Killer» en el tracklist del álbum debut de Body Count. Para las generaciones posteriores a Rodney King la placa contiene diecisiete canciones y no dieciocho. Alguien prefirió borrar cuatro provocadores minutos que extirpar el mal.

El 25 de mayo de 2020 George Floyd imploró agonizante: «Por favor, por favor, no puedo respirar». Esposado y machacado contra la banqueta de una calle de Minneapolis por un policía que durante minutos le hundió la rodilla en el cuello, el afroamericano murió superando la tragedia de King.

Pocas horas después, y requerido por miles de fans virtuales, el fiero Ice-T, con todo y ese nombre que al ser pronunciado invita a relajarse, publicó en Twitter: «¡No me hagan empezar! Mi posición sobre esta mierda ha estado muy bien documentada… por más de treinta años.»

 

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