La experiencia podría ser tachada de todo menos de terrenal.
«Escribí todo en tres horas. Fue algo como si tuviera que cumplir con un propósito. Intuía que algo iba a suceder, no sabía qué ni cuándo, pero algo iba a pasar», reveló Stevie Wonder a la revista Q en relación a «Higher Ground», gema concebida exactamente el 11 de mayo de 1973 y salpicada de misticismo e ironía.
Tres meses después de registrar la toma definitiva de la composición, el músico fue apretujado por la muerte al sufrir un fortísimo accidente vial cuando se dirigía a un concierto en Carolina del Norte. A bordo de un brilloso Mercury Cruise de alquiler, el artista de veintitrés años dormía a ronquido suelto en el asiento de copiloto cuando su primo John Harris, elegido para conducir hasta la localidad de Durham, tomó posición en el carril de baja velocidad, detrás de un camión que transportaba troncos. Justo ahí, como sucede siempre con los percances sobre ruedas, se enmarañan las versiones. Lo cierto es que Wonder sacó la peor renta: uno de esos troncos salió disparado, destrozó el parabrisas y lo golpeó con tal violencia que la mitad de los que llegaron en su auxilio aseguraron que había muerto.
«Recuerdo cuando llegué al hospital en Winston-Salem. Vaya, ni siquiera fui capaz de reconocerlo porque tenía la cabeza hinchada hasta cinco veces su tamaño normal», contó su amigo Ira Tucker, colosal cantante de gospel. «Nadie había logrado comunicarse con él. Sabía que le gustaba escuchar música muy alto y pensé que tal vez si le gritaba al oído… El médico me dijo que lo intentara. La primera vez no recibí respuesta, pero al día siguiente volví, me acerqué a su oreja y canté ‘Higher Ground’. Su mano descansaba en mi brazo y después de un rato sus dedos comenzaron a moverse al ritmo de la canción.”
Habituado a nacer entre vicisitudes -su madre lo parió en el séptimo mes de embarazo, lo que lo llevó a pasar cincuenta y dos días en la incubadora y a recibir un exceso de oxígeno que a su vez propició una retinopatía que le dejó perpetuamente ciego- el titán de las gafas canceló la reservación en el cementerio e inició así su segunda vida.
Lejos de la lógica de promoción de todo sencillo, «Higher Ground» quedó más bien atado a la convalecencia de su autor, un prodigio en letras mayúsculas que tras salir del coma afrontó la vida con disco nuevo bajo el brazo y una nueva oportunidad frente a sí. Cobijado en la publicidad derivada del morbo y del episodio per se, el single escaló hasta el cuarto lugar en Estados Unidos.
Tras cumplirse treinta años del accidente, la revista Billboard buscó a Wonder para hablar de la canción y desenterrar los pormenores de aquella noche casi fatal. «La pregunta siempre ha sido… ‘¿Compusiste ‘Higher Ground’ porque pensaste que pasaría algo?’ Creo que el accidente sucedió en un lunes. Habíamos dado un show el domingo y paramos en una tienda para comprar un cable que conectara mi grabadora al coche. Traía puestos mis audífonos, íbamos hacia Carolina del Norte a actuar para recaudar fondos para una estación de radio negra cuando sucedió el percance», relató Stevie. «Se supone que jamás debes abandonar el lugar del accidente, pero mi hermano fue por mí, me colocó en otro coche, tomó la autopista y condujo hasta el hospital. Ahí, los doctores reconocieron que si él no me hubiera movido, yo habría muerto.»
Eludiendo a discreción, Wonder confirmó.
«Teachers keep on teachin’, preachers keep on preachin’, world keep on turnin’, ‘cause it won’t be too long, oh no…»
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