F-fa-fabuloso

Las pasadas del destino. Muchos han dicho que «My Generation», la obra maestra de The Who escrita por Pete Townshend, incluyó desde su concepción aquella línea que podría tacharse de «lastimosamente profética» para el personajazo que acababa con la bataca en cada concierto del grupo inglés: «I hope I die before I get old…»

Y es que Keith Moon, el verdadero showman de The Who, fue víctima de una fatídica sobredosis en septiembre de 1978, trece años después de que el single fuera publicado con todo y ese verso salpicado de un siniestro pero muy rocanrolero deseo.

El repentino fallecimiento del baterista a los treinta y dos años sembró un nebuloso y longevo sentimiento en el narigón guitarrista y líder de la cuadrilla. ‘Hope I die before I get old‘ es algo con lo cual todavía tengo que vivir, pero no por la razón que mucha gente cree. Debo ser muy cuidadoso para evitar convertirme en esa clase de personas que yo alguna vez detesté», externó Townshend sin ofrecer más detalles.

Desde el primer borrador, las letras de «My Generation» hicieron patente el desánimo juvenil de mediados de los años 60, y esa picazón mental derivada de la impresión de que el camino hacia el futuro para toda una camada de adolescentes británicos se hacía cada vez más estrecho y borroso. Específicamente Pete hablaba de los mods, esa especie de comuna de rebeldes que había nacido justo al término de la Segunda Guerra Mundial sin saber por qué, para qué ni hacia dónde.

«Esas líneas salieron de una época en la cual yo vivía en un distrito de muy buen nivel económico en Londres solo por accidente. No entendía realmente dónde estaba. Incluso me trataban de una forma muy extraña cuando salía a la calle y eso no me gustaba», comentó Pete a la revista BigO. «No me venía bien que me confrontaran con el dinero, con el sistema de clases y con el poder. No me venía bien estar en una tienda en Belgravia y sentir los empujones de una mujer simplemente porque era más rica. Podría no haber escrito la canción, pero yo era un chico un tanto retraído y así la escribí…»

En otro momento el jefe de The Who amplió su exposición sobre aquella maravilla de 1965 que eventualmente Rolling Stone colocó en el número once de las mejores canciones de la historia. Nacido exactamente en el mes en que el gran conflicto bélico finalizó (mayo de 1945), Townshend dijo a la revista: «‘My Generation’ tenía mucho que ver con ese intento de tener un sitio en la sociedad. Estaba muy perdido, éramos un grupo muy joven y yo estaba convencido de que nuestra carrera iba a ser muy corta.»

Originalmente presupuestado como tema bluesero, el sencillo ganó velocidad a propuesta de Moon y fue sazonado con uno de los primeros solos de John Entwistle, el chico más cohibido de la alineación clásica que en la tapa del single luce un saco con el diseño de la bandera británica. Sin embargo, lo que muchos recuerdan es la interpretación de Roger Daltrey, arrojando palabras extrañamente rajadas, como si la lengua trajera freno de mano. «Tartamudeo. Hoy lo puedo controlar mejor, pero no en aquellos días», reconoció Daltrey a Uncut. «Kit Lambert (manejador del cuarteto) me dijo… ‘¡Tartamudea!, suena como si estuvieras drogado’. Y así fue. Siempre se sugirió con el ‘f-f-fade‘. El resto fue improvisado.»

Fatal premonición, himno babyboomer o el ensayo de tartamudez más glorioso, «My Generation» es ante todo tricolor, británica, inmortal y gigantesca. La ocurrencia de un inquieto narigón que sus tres cuatachos embellecieron en el momento cumbre de su jodida juventud. Más rock & roll… ¡imposible!

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