El San Pedro del rap

10-drake.w330.h330.jpgPor casi diez años la alabanza fue repetida una y otra vez. Así que lo que salió a la luz en junio de 2018, cuando Drake puso en circulación su álbum doble Scorpion con una pieza en la que sonaba la voz de Michael Jackson, sorprendió a muy pocos.

Algo grande había logrado negociar el rapero de Toronto, quien prácticamente desde que el Rey del Pop falleció en 2009, echó flores y más flores al ataúd. «Con Michael Jackson me di cuenta por primera vez del poder de un artista», declaró a MTV a las pocas semanas de su muerte.

En 2016, charlando con su compatriota Nardwar, engordó el elogio: «Es el mejor artista de todos los tiempos. Se exigió cada día más e hizo cosas que ni siquiera me es posible comprender, como los bailes y las coreografías, los instrumentos que tocaba, todo. Fue el más grande.»

Y en 2017 especificó a Ovo Sound sus aspiraciones: «Escribo canciones pop por una razón… quiero ser como Michael Jackson.»

O sea que se veía venir. Faltó sólo que Drake dijera que su ídolo lo contactó en sueños para que un buen día se comportara como el pintoresco fan que es y sacara un conejote del sombrero: compuso el tema «Don’t Matter to Me» y lo interpretó «a dúo» con el amado difunto. Sin embargo, no fue el primero en exhumar la voz de Jackson. En 2014 Justin Timberlake le había comido ya el mandado con una toma replanteada de «Love Never Felt So Good», extraída de una maqueta que Michael grabó originalmente en 1983.

Y de esa misma tanda de demos, incomprensiblemente refrigerados por décadas, el rapero desheló uno escrito por «Jacko» y Paul Anka, y aprovechó la tersa vocecita del primero para sus pretensiones chartescas. Lotería. Primerísimo lugar en Australia, Suecia y Grecia, segundo en Reino Unido y noveno en Estados Unidos. A llenarse de flashazos y dormir en la enésima king size de lujo. Ninguna novedad para el megavendedor canadiense que suele permanecer semanas y semanas en el Billboard Hot 100, sólo que aquí lo consiguió apelando al pasado, a la idolatría y al culto magistralmente comercializado. ¡Barra libre para los ochenteros envejecidos! Resucitar a Jackson y devolverle muchos de aquellos días, con sus noches, en los charts. Pura ambrosía. Ningún sacrilegio. Con The Beatles y Elvis también se ha hecho… y bien.

Pero la historieta no tuvo un final rosa. Cuando menos se esperaba, Drake se divorció de Michael. Los escándalos tras la proyección del documental Leaving Neverland hicieron que el moreno de Toronto se sintiera secuaz de un bandolero y optara por arrojarse del caballo en pleno galope. Se limpió la sangre ajena y eliminó de sus conciertos «Don’t Matter to Me» y de sus entrevistas con la prensa la mínima referencia al hombre al que medio planeta volvió a cuestionarle, como tiempo atrás, sus debilidades de la cintura para abajo.

Sin necesitar el cacareo del gallo antes de la puesta del sol, el San Pedro del rap negó vía omisión, ajustó su agenda, redefinió sus ofrendas y evaporó sutilmente a los dioses de su pasado, incluido aquél que lo hizo convertirse en astro del pop.

El 18 de noviembre de 2018, en la State Farm Arena de Atlanta, fue la última noche en que «Don’t Matter to Me» desató alaridos en vivo a razón de un muerto flaco con cabello rizado y voz de adolescente.

«All of a sudden you say you don’t want me no more, all of a sudden you say that I closed the door…»

 

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