De «Stand by Me» la anécdota más pintoresca -o la tomada de pelo más grande- proviene de las frases con la que inicia la canción que muchos devotos de Oasis adoran escuchar en directo: «Made a meal and threw it up on Sunday, I’ve got a lot of things to learn…»
Según la charla que Noel Gallagher sostuvo con Phil Sutcliffe en septiembre de 1997, mes en el que justamente fue publicado el segundo simple de promoción de Be Here Now, esos versos recogen la ocasión en que el cantautor se atrevió a dejar Manchester para probar fortuna en la capital británica: «Cuando me mudé por vez primera a Londres, mi madre se desvivió llamándome por teléfono para cerciorarse de que yo estaba alimentándome bien. Así que un domingo intenté preparar un asado, pero…»
Y sí, el cochino envidioso de The Beatles y admirador de John Lennon pasó los siguientes dos días vomitando de tal forma que la cosa lo obligó a recurrir nuevamente a los raquíticos, pero instantáneos y muy confiables fideos Pot Noodles, y a archivar la historieta en la memoria hasta que una buena balada requiriera tan entrañable suceso para sazonar su lírica.
Ya después del chascarrillo… queda claro que el autor tiró del hilo y la composición se volvió más seria, tanto que en su momento se dio un altercado dominguero entre Noel y su entonces esposa, Meg Matthews, por las maneras en que un inescrutable y veleidoso rockero halla inspiración y contexto propicio para componer.
«En la canción hay un verso que describe lo cerrado que uno llega a ser: ‘There is one thing I can never give you, my heart will never be your home…‘. Eso se refiere al espacio privado que debes preservar, el lugar en el cual yo, por ejemplo, voy y escribo mis cosas. Meg se molestó en gran medida por ello. Yo le dije que no estaba hablando de ella, sucede simplemente que hay sitios a los que debes acudir a solas. Si me abro, me apago», justificó el cejón que acababa de festejar 30 años de caprichos cumplidos a sus meras anchas.
Pero al final, entre la ineptitud del nene arisco recién llegado a Londres y el detrás de cámaras de una parejita haciendo papelones, Gallagher siempre se expresó con gordísimo orgullo de este crucigrama llamado «Stand by Me»: «Me recuerda un poco a ‘Live Forever’ (1994), con un toque de ‘All The Young Dudes» de fondo, aunque me aseguré de modificar los acordes…»
Colmado de agudos doblajes de guitarra durante casi seis minutos, el sencillo quedó a un pelito de llegar a la cúspide del chart en Reino Unido porque en el último suspiro se cruzó «Candle in the Wind ’97», el clásico de Elton John que ese año fue resucitado y adaptado para honrar a la recién fallecida Princesa Diana. Y contra semejante luto en la isla no hubo cómo.
Pese a ese pendientito numérico, el single fue hit y afianzó a Noel como un meteoro creativo que, debajo de esa pedantería de geniecillo sabiondo, rimaba a la perfección con su gente apelando a una fórmula empalagosa y componiendo dondequiera que se le encendiera el foco. Aun siendo un irritante bravucón, en esta canción, como en muchas otras, relataba vivencias antipoéticas y expulsaba guitarrazos que hacían que todos lo adoraran y quisieran estar ahí, cerquita de su pellejo, de esas gafas y de esa espesa pelambrera que siempre presumió como goleador argentino.
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