Libre en Times Square

rita.jpgEn el video de «Anywhere» Rita Ora levanta los brazos una y otra y otra vez. Repartidora de blancas sonrisas, los pone a merced del infinito, pero no abraza a nadie. Se funde con el viento de Nueva York, ese que está lleno de todo y nada, de todos y de nadie, aire de multitudes donde pululan los andarines pintorescos a los que no les interesa la vida ajena: «Someplace where no one knows our name, we’ll find the start to something new, just take me anywhere, take me anywhere…»

Conforme avanza el clip dirigido por Declan Whitebloom, la británica de origen albanokosovar pega brinquitos y da vueltas. Avienta risas, mira al cielo y regala dos que tres besos fugaces a quien se atraviesa en el asfalto. Roces de piquito, toques juguetones. «Literalmente estaba agarrando gente de la calle para besarlos. Me miraban como si estuviera loca. Todos se mostraban dispuestos y querían participar…», recordaba Ora.

El video que superó los 250 millones de reproducciones en YouTube conserva el hilo lírico de la pieza electropop que Rita lanzó el 20 de octubre de 2017 como segunda cucharadita de Phoenix, placa con la que rompió una sequía de más de un lustro. Un sonado pleito con Roc Nation, discográfica de Jay-Z con la cual firmó a los 18 años, incluyó una amenaza de llegar a tribunales. Alegaba que se sentía descuidada y casi dejada a su suerte cuando era momento de promoverse en medios y sufragar grabaciones musicales. Así pues, buscaba el «divorcio» para volar en libertad, pretensión semejante a los versos de «Anywhere», pero curiosamente también al amanecer de su vida. Porque en 1991 su familia había huído de Kosovo para instalarse en Reino Unido como parte de una cuadrilla de refugiados que tomó el último vuelo desde Pristina. La lactante Rita de un año de edad, su hermana Elena y sus padres se las arreglaron para ver a diario el amanecer en un pequeñísimo cuarto de Londres. A dobles turnos y trabajando a deshoras, las posibilidades de vivir -y vivir cada vez mejor- se incrementaron y la niña pudo ser inscrita en una escuela privada de teatro. A partir de ahí, sólo hubo subidas en su sendero.

«Es una de esas canciones en las que sentí que definitivamente necesitaba escapar. Estaba en Los Angeles haciendo canciones y sentí un estancamiento, sentí que me estaba perdiendo, así que quise romper eso», dijo a Entertainment Tonight la cantante y modelo de sangre yugoslava. «De pronto me encontré anhelando salir de la ciudad y viajar con mis amigas sin mirar atrás. Esto es el pop en su forma más dulce y persuasiva de escapismo», señaló en otro momento.

Roto el lazo con Jay-Z y ahora parada sobre el tapete de Atlantic Records, a Ora se le alborotó la tripa con el impacto instantáneo de «Anywhere» en Reino Unido, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Holanda, Suiza, Israel y México. Aquella emancipación buscada con denuedo había tenido efectos estadísticos y globales. Rita se volvía estrella y, de paso, fantasía de miles.

«La respuesta que ha tenido la canción se refleja en el agradecimiento de la gente, me han dicho que requerían esto para liberarse, no sé, de una relación o de cualquier otra cosa en sus vidas. Siento que las letras han ayudado a muchas personas», manifestó la sensual morena que ha sabido brotar en un lugar y florecer en otro, se trate de un país o de un sello discográfico.

Y sí, ante tantos cambios, ¿cómo no alzar los brazos, mirar al cielo, apresurar la sonrisa y festejar besando extraños en Times Square, aunque sea de piquito?

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