Justo cuando Francis Ford Coppola preparaba la cinta Dracula, basada en el libro de Bram Stoker, Annie Lennox se metió de lleno en los relatos góticos de la escritora estadounidense, Anne Rice, quien vendió millones de sus Crónicas Vampíricas.
Por ello no resultó sorpresivo que la rubia escocesa terminara cantando el tema principal de dicha película, estrenada en 1992 y protagonizada por Gary Oldman y Winona Ryder. Las notas sonaban durante los créditos finales.
«Sentía una fascinación por el vampiro en términos psíquicos y psicológicos, y deseaba escribir una canción con la esencia de ese lugar oscuro», reveló Lennox en 2009, en un blog en el cual promovía su disco de éxitos.
«El vampiro es la última metáfora del comportamiento adictivo compulsivo. El vampiro y la víctima son los codependientes por excelencia, condenados por toda la eternidad».
La composición fue lanzada oficialmente como doble sencillo (con «Little Bird») el 13 de febrero de 1993 y se adueñó del tercer sitio del chart de Reino Unido, además de ser bien valorada en los listados de Italia, Francia y la República de Irlanda.
En marzo del 2009, el crítico Mike Ragogna recordó el corte en una colaboración para The Huffington Post: «En aquella pieza Lennox entona el poema ‘Once I had the rarest rose that ever deigned to bloom, cruel winter chilled the bud and stole my flower too soon‘, transportándonos del mundo de Stoker al de Anne Rice, sutilmente y casi sin que nos percatemos».
Un año después, la propia Anne Rice colgó en su página de Facebook el mensaje «Aquí está Annie Lennox cantando su ‘Love Song For a Vampire’», acompañado del respectivo video en YouTube.
En dicho clip, dirigido por Sophie Muller, aparece una Lennox espectral, pálida y de 38 años de edad que combina a la perfección con las escenas vampirescas, la sangre, la pasión, la locura, la oscuridad y la inmortalidad.
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