Muchos piensan que un hombre superó a Adolf Hitler en cuanto a atrocidades en la Segunda Guerra Mundial se refiere. Su nombre: Josef Mengele. Su apodo: «Angel de la muerte».
Egresado de la Universidad de Munich, este médico asignado al campo de concentración de Auschwitz fue el responsable de seleccionar y marcar a miles de judíos para experimentar con ellos y después enviarlos directo al exterminio. Muchos de esos experimentos eran, por decir lo menos, abominables, con cirugías, unión de cuerpos, inyecciones de gérmenes y mutilaciones sin anestesia.
Este hombre tenía una fijación particular en infantes gemelos, ya que Mengele deseaba conocer a toda costa la causa precisa de los nacimientos múltiples. Ello le permitiría, según su razonamiento, aportar algo valioso a la creación genética de la raza aria. Resultaba irónica tal fascinación hacia el genotipo humano rubio y de ojos azules, tomando en cuenta que él no contaba con esos rasgos.
«Como niños aprendimos a complacerlo, nos aterraba. El que no lo complaciera, desaparecía y, como niños, pronto aprendimos lo que significaba cuando uno de los gemelos desaparecía», recordó Zerah Tahub, quien contaba con 11 años cuando fue sometido a dichos experimentos.
Otra sobreviviente, de nombre Ruth Eliaz, dio otro testimonio escalofriante: «Parí en Auschwitz y Mengele dio la orden de que me ataran los senos, no se me permitía amamantar a mi bebé. Estaba haciendo un estudio científico para saber cuánto tiempo podía resistir sin alimentos una recién nacida».
Cuando iniciaba la caída del régimen nazi en 1945, este alemán huyó y se trasladó a Argentina, dejando tras de sí una montaña colosal de asesinatos. Logró evadir un juicio en su contra durante décadas y, finalmente, murió ahogado de forma accidental en Brasil en 1979.
Siete años después de su fallecimiento, una de las bandas más importantes del thrash metal ochentero, Slayer, decidió colocar la historia de Mengele en las letras de una canción titulada justamente «Angel Of Death». Esto desató la ira de un sinnúmero de melómanos y críticos, al grado de poner en severo entredicho la publicación del álbum Reign In Blood en Reino Unido.
La ambigüedad del sencillo y lo que el NME llamó en su momento «actitud ‘haz lo que sientas’ de Slayer», propició que la agrupación se llenara de detractores dentro de un género musical de por sí repudiado por muchos. Las letras, en tanto, no apoyaban, pero tampoco criticaban lo hecho por Mengele.
«Parece que mucha gente ha malentendido, la canción no lo glorifica, es sólo una pieza, una historia», dijo en su tiempo Jeff Hanneman, otrora guitarrista y compositor del tema.
En otro momento, el músico se mostró seguro de lo escrito.
«Cada quien debe componer lo que desee. ‘Angel of Death’ es como una clase de historia, pero apenas la lanzamos, todo mundo empezó a llamarnos nazis. Nuestro vocalista (Tom Araya) es un chileno de tez morena, no hay forma de que seamos fascistas. Había leído mucho acerca del Tercer Reich y quedé fascinado por lo extremo de todo, el modo en que Hitler fue capaz de hipnotizar a una nación y hacer lo que le viniera en gana, una situación que le permitió a Mengele pasar de ser un simple doctor a un carnicero», expuso Hanneman, quien murió en mayo de 2013, víctima de fascitis necrotizante.
Desde la noche del 31 de octubre de 1986, Slayer ha incluido este polémico corte casi en cada uno de sus conciertos. Se piense lo que se piense, la banda ha sido fiel a su convicción… o a su osadía.
«Surgery with no anesthesia, feel the knife pierce you intensely, inferior, no use to mankind, strapped down screaming out to die?»
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