«This is Major Tom to Ground Control, I’m stepping through the door, and I’m floating in a most peculiar way, and the stars look very different today…»
Literal, un viajesote.
David Robert Jones estaba muy drogado cuando ingresó a una sala de cine de Londres y se sentó a a ver la obra fundamental de Stanley Kubrick. Tres horas después, el flacucho de 21 años abandonó la función en estado de gracia, agarró los remos, cerró la escotilla, encendió la motocicleta y voló a 33,000 pies de altura, encallando unos minutos después en las arenas de su hogar. Tenía prisa. Aquellas imágenes del personaje protagonizado por Keir Dullea y del todopoderoso HALL 9000 le habían sembrado suficientes ideas para componer «Space Oddity».
«En Inglaterra se pensó que la canción era acerca de la llegada a la Luna porque era el tema predominante en aquel tiempo. Pero no era así. La escribí porque fui a ver 2001 (A Space Odyssey), la cual me pareció increíble. Fue en verdad una revelación para mí. Hizo que todo brotara», explicó en 2003 el hombre más fácilmente identificado como David Bowie.
Lanzada como sencillo el 11 de julio de 1969, la pieza fue utilizada por la televisión británica como música de contexto para el alunizaje del ambicioso proyecto Apollo XI, el cual se concretó días después.
«Estoy seguro de que no escucharon a profundidad las letras porque no era algo a relacionar con la llegada del hombre a la Luna. Claro, me agradó que lo hicieran. Un ejecutivo de la BBC dijo: ‘Claro, la canción del espacio, el Mayor Tom, bla, bla, bla, eso será genial.’ ‘Oh, pero él queda perdido en el espacio, señor…’ Nadie tuvo el valor de decirle eso al productor», dijo con ironía el «Camaleón».
Los versos refieren a un astronauta ficticio, el Mayor Tom, quien tras realizar el despegue en su «nave de hojalata», entabla conversaciones desde muy larga distancia con la central de control. Desnuda sus emociones, narra cada cosa que mira y externa todo lo que siente hasta que de pronto pierde contacto con la Tierra, quedando a su suerte en el espacio, flotando en la más oscura indefensión, sentenciado a una muerte suave y sin gravedad. Por supuesto, no sin antes completar el drama solicitando atentamente que se le comunique a su esposa la garantía de su amor más allá de las estrellas.
En 1980 Bowie volvió a incluir al Mayor Tom en una de sus canciones, «Ashes To Ashes», donde el londinense le asociaba al astronauta una desmedida adicción a las drogas («We know Major Tom’s a junkie«). Esto desencadenó el cotilleo entre los seguidores del inglés y proliferaron los que dijeron que la composición, más que secuela de «Space Oddity», era un episodio autobiográfico en el que Bowie meramente desahogaba sus batallas frente a los excesos.
Cuarenta y cuatro años después de que el single catapultó la carrera del «Duque Blanco» a la estratósfera, el astronauta canadiense Chris Hadfield grabó una entrañable versión del mismo desde la Estación Espacial Internacional, excluyendo únicamente el fragmento en que el Mayor Tom se extravía. Una edición memorable con encuadres del comandante tocando guitarra y del planeta visto desde el espacio desató millones de consultas en el canal de videos YouTube y hasta una mención en Twitter del mismísimo Bowie.
Minutos después de las seis de la tarde del 11 de enero de 2016, con el sorpresivo deceso del músico acaparando cientos de canales de noticias, la propia Estación Espacial Internacional publicó: «David Bowie, gracias por inspirarnos dentro y fuera de la Tierra. Descansa en paz…»
A miles de kilómetros… el Major Tom no pudo escuchar el mensaje. Charlaba y se fumaba un porrito con un tal Dave Bowman.
Opina en Radiolaria