«Past sidewalk ashes, a last lovers arc , you come apart to intertwine…»
Cuando llegó el momento de llegar a la costa, soltar los remos y descansar un poco del maremoto de fama que consiguieron con su ambicioso disco doble de 1995, Mellon Collie And The Infinite Sadness, Billy Corgan y el resto de su pandilla optaron por crear un disco más oscuro y sereno bajo el título de Adore.
Desde la mismísima tapa, con la imagen gótica de una enigmática y espectral mujer mirando de frente y de manera desorbitada, el pelón del alternativo noventero avisaba de un cambio de ritmo absoluto y radical en ese material de 1998.
E inmersos en esa nube, los Smashing Pumpkins construyeron nuevas joyas que destilaban nostalgia, añoranza espinosa, amor dislocado y melancolía desbocada, acaso culpa, sueños fracturados y hasta unas gotas de esa clase de sadismo que a veces empapa al corazón. Pero una de las gemas no precisamente comercial que despuntó con el tiempo como una de las predilectas de los fans en aquellos ayeres de finales de siglo fue «Daphne Descends».
Muy poco quiso explicar Corgan sobre tal composición que fue ubicada en el cuarto escalón del tracklist de Adore y que iniciaba tras un fade out mezclado del sencillo «Perfect».
«Una canción trata de cómo una mujer, con tal de obtener amor, prácticamente vende su cuerpo, cómo las personas añoran ser amada de tal manera que literalmente terminan mutilando sus sentimientos. Aman tanto a alguien que, básicamente, están dispuestos a dejarse morir», le dijo a MTV.
Si acaso, el 15 de enero de 1998, al interior del pequeño The Viper Room de Los Angeles, Billy dirigió unas palabras al respecto a una reducida, pero afortunada audiencia.
«Esta es una de esas canciones dulces y delicadas que no llega a ser triste. Un momento extraño en mi vida», susurró con ojos ensombrecidos el oriundo de Chicago antes de arrancar los acordes vehementes de la pieza que rompió en cierta medida la calma del álbum.
Aquella fue una velada muy íntima, en cuyas grabaciones clandestinas incluso pueden escucharse charlas y choques de copas de los asistentes a este sitio en West Hollywood, mientras Corgan exponía una, dos, tres canciones, hasta llegar a las 13 pactadas en el repertorio.
No hubo más detalles, el pelón jamás especificó quién era la tal Daphne que se menciona en este catártico corte que funcionaba muy bien en vivo ni a qué se refería en particular al hablar del momento raro en su vida.
El rato se diluyó entre gritos aislados, charlas, botellas y una guitarra acústica y caprichosa.
Pronto el éxito masivo de los Pumpkins, los indiscutibles mandones de 1995, también se evaporaría.
Opina en Radiolaria