Fue un trancazo mediático de Madonna tras cuatro años de sequía. «Frozen», como el primerísimo rostro del álbum Ray Of Light, reflejó una nueva era en la carrera de la artista que, fiel a su costumbre, no quiso cerrar la década sin reinventarse.
Era la presentación de una tirilla de 13 canciones cubierta por una tapa en tonos azulados y una imagen fresca que colocó a la diva en una posición de privilegio dentro de la escena musical, con un estilo claramente distinto al que entonces manejaba en cada una de sus producciones, y con temáticas más elevadas de lo habitualmente expuesto en sus letras.
Cabello color cuervo, una imagen de mayor serenidad, así como un atuendo absolutamente oscuro y enigmático proyectó Madonna en el video de dicho single que se rodó en el desierto californiano de Mojave a muy bajas temperaturas. Era apenas un aperitivo de la colaboración entre ella, su añejo cómplice, Patrick Leonard, y el afamado productor inglés, William Orbit.
El tiempo invertido en hacer el filme Evita y la pausa que se tomó para ser madre inspiró a la diva en gran medida a escribir y componer de forma diferente esta clase de temas. Bien lo dijo en diversas entrevistas durante 1998: examinó a fondo su vida para determinar cuáles eran las cosas relevantes y determinar, así, lo desechable.
«‘Frozen’ podría ser vista, por un lado, como una historia de amor o una mera canción de amor, pero en realidad la idea es que no puedes atraer algo hacia ti y no puedes ser feliz si no tienes abierto el corazón. Estamos infestados de cosas materiales, nos hemos vuelto envidiosos de la gente a la que le va bien, sentimos celos, envidia, odio, todas esas cosas», contó Madonna en un programa de televisión española.
«Si gastamos tanto tiempo en esos asuntos, no atenderemos nuestra propia libertad y quedaremos lejos de nuestra felicidad. La canción propone alejarse de eso, dejar ir, soltar y estar abiertos a las posibilidades que brinda la vida para ser felices».
La estadounidense, en una faceta más espiritual, había estudiado en los años previos a Ray Of Light la Cábala como interpretación mística de la Torá, además de budismo, hinduismo y el suficiente conocimiento del catolicismo como para concluir que hay verdades universales que conectan irremediablemente a los seres humanos.
Quizá entonces, tras esa imagen menos controversial y el paralelo éxito de «Frozen» como número uno en cuatro países, sólo quedaba la duda con respecto a si los tabloides británicos habían perdido para siempre a su presa favorita, a la chica de la polémica, la de los escándalos y los desnudos.
«La gente siempre quiere lo que no puede poseer, pero aclaro que aún tengo malicia y me divierto. La mujer que se la pasa bien no se ha ido por completo», expresó Madonna en dicha emisión ante las cámaras ibéricas.
Sí, pese a esta imagen mística y oscura en «Frozen», reaparecía una diva llena de luz y energía en la agonía del siglo.
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