Encender la flama metalera y llevar a las chicas al…
Si una canción hizo difusa la esencia salvaje de Skid Row, esa es «I Remember You», lindura que compuso una dupla de músicos no tan conocidos… para que otro, ventajosamente llamado Sebastian Bach, la cantara y se convirtiera en semidiós a los 21 años.
Concebida por el guitarrista Dave «The Snake» Sabo y el bajista Rachel Bolan, la pieza desencadenó desde el comienzo la mar de reacciones. Maravilló a sus seguidoras (especialmente asiáticas) y provocó combustión en los machos melenudos que mostraban su devoción a la banda de Nueva Jersey a través de furiosos alaridos, dedos convertidos en cuernos y zarandeos de cabeza preparatorios para un derrame cerebral.
Pero era 1989, aún la década de reinado de las power ballads y privarse de una de estas melodías donde los rockeros rabiosos se calman para canturrear poesía azucarada equivalía a destripar la estrategia comercial. Si el vocalista de un consorcio de heavy metal contaba con un abdomen rígido, pectorales trabajados y una sonrisa de Sean Connery combinada con la greña de un futbolista argentino… la cosa funcionaba. Restaba sólo un elemento para completar la poción mágica: una guitarra acústica.
En el caso de los conciertos de Skid Row en aquellos meses, la respuesta de las desaforadas fans a la interpretación de «I Remember You» se asemejaba a la forma en que se lleva a cabo el ritual del Rosario católico, donde la mitad de la plegaria la pronuncia un individuo y el resto es recitado por la comunidad que lo rodea. Acá, en lugar de completar un Avemaría, las feligresas contestaban al carilindo Bach arrojando su sostén al entarimado con la fuerza con la que David dio el tiro de gracia a Goliath.
El 18 de noviembre de ese 1989 la balada fue publicada como última apuesta de promoción del álbum debut del grupo. Aunque cuestionable, el objetivo en las oficinas de Atlantic Records era claro: ordenar en el mercado los singles de mayor a menor intensidad. Los primeros arañazos habían sido «Youth Gone Wild» y «Piece of Me», seguidos de «18 and Life», corte de ritmos ondulantes que no tardó en volverse clásico.
«I Remember You» también tenía sus olas altas, pero concentradas en el desenlace, cuando Sebastian enloquecía y echaba al ruedo esos agudos colosales, mientras las miradas de las féminas yacían ancladas a sus ajustadísimos pantalones. Con todo esto, en el primer gran tour del quinteto abundaron las devotas que esperaban sólo el tema edulcorado de la noche en voz del vocalista frutal, apuesto y lleno de savia. «Me gustaría tener más tiempo para explicar lo que esta canción significa para nosotros, y más viniendo a un país como Japón, en el cual nunca antes estuvimos», dijo el frontman a la audiencia durante la parada que hizo Skid Row en Kawasaki, Japón.
Treinta años después de aquellas aventuras, el nacido en Bahamas definió ante Loudwire el hit que, pese a sus muchos detractores, ascendió hasta el sexto escalón en las listas de popularidad estadounidenses: «Digamos que ‘I Remember You’ fue el tema del año en los bailes de graduación, según USA Today, lo que significaba que, de todas las canciones que se rotaban en Estados Unidos, era la canción que más se bailaba en ese contexto en 1990.»
Si «We are the Champions» es perfecta para musicalizar los méritos estudiantiles y el lanzamiento de birretes, «I Remember You» nació para que las parejitas salidas de las aulas se deshilacharan en las pistas de baile, arrimaran la cintura y desafinaran con aquel remate de órdago: «Through the sleepless nights and every endless day, I’d want to hear you say I remember, I remember you… oh yeah»
Ya para aflojarse y aventar el sostén debían aguardar a que sus padres se retiraran de la fiesta o bien esperar a que la gira de Skid Row pasara por la ciudad, con todo y ese querubín descamisado que provocaba desmayos vía abdominal.
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