De un demo olvidado en el baúl de las frustraciones de una banda de rock, titulado «King Of Crime», Garbage sacó oro.
Butch Vig y sus secuaces, entonces una agrupación inseparable y abanderada por los cabellos rojizos de su atractiva vocalista, reconfiguraron acordes, pulieron letras, enseñaron los colmillos y construyeron «You Look So Fin», una de sus entregas de culto más aclamadas por la oscura grey que les rindió pleitesía en los noventas.
Siniestro, cachondo y espolvoreado con grises semilentos, el quinto sencillo de Version 2.0 fue un cerrojazo espléndido de un material que quizá nunca fue superado por ninguna otra producción de la pandilla diseñada por el también productor de Nirvana y por la que la guapa Shirley Manson, quien siempre dio la cara.
Así describió el tema la espectral hija de Edimburgo: «Es sobre una chica que ama a un hombre, pero que a la vez le aclara ‘No soy como cualquier otra mujer que hayas conocido…’; ella está enamorada, le está expresando esencialmente que está loca por él.»
Tras una detallada revisión del álbum, el crítico de Billboard, Bradley Bambarger, aseveró que «You Look So Fine», corte predilecto de Vig, era una especie de resurrección pedregosa de The Carpenters, pero magullado por el noise rock de los incomprendidos Sonic Youth. «Version 2.0 termina con una nota alta, ya que en el último track se anida todo el estatus de novedad y evolución de Garbage«, puntualizó el editor el 25 de abril de 1998.
Recibida la bendición de una publicación de tal estatura, el resto le tocó confirmarlo a Garbage ante sus devotos, a través de una extenuante gira de 219 presentaciones repartidas en dieciséis mangas, con recorridos a lo largo y ancho de los cinco continentes. Todo entre mayo de 1998 y noviembre de 1999.
Pese al cambiante e impredecible repertorio del Version 2.0 World Tour, «You Look So Fine» se mantuvo casi siempre como remate de la velada, especialmente en las primeras etapas de la aventura promocional. Si acaso en unos cuantos conciertos la pieza movió corazones justo antes del encore.
Mientras la gira se desarrollaba con éxito, los neoyorquinos Fun Lovin’ Criminals trabajaron una nueva mezcla del sencillo de la que brotó un exquisito aroma a jazz con tintes más barrocos, permitiendo a Shirley desplegar cánticos distintos, frescos y a poca velocidad que a muchos cautivó, aun cuando el arreglo resultó menos perverso y angustiante que la maqueta original.
Y ya en los callejones donde se arremolinan los fans más hardcore, esos a los que las antorchas ahuyentan, un buen número de feligreses atesoró eternamente la versión extendida que interpretó el grupo en el canal MusiquePlus, en 1998. Fueron casi ocho minutos de cachondeo y emoción con la cantante escocesa en estado de gracia, luciendo labial ensangrentado, collar dorado, atuendo entallado, guitarra al hombro y esas malditas ganas de quebrarle el corazón a un hombre… con su voz vampírica.
La Shirley de ultratumba en plan descomunal. La mujer que al mudarse a Los Angeles siempre echó de menos las sordas lloviznas de las tierras britñanicas. La pelirroja mordaz y corrosiva que, como rezaban los versos de semejante belleza, jamás fue ni será como cualquier otra noviecita.
«You look so fine, I’m like the desert tonight, leave her behind… if you want to show me…»
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