Para inicios de 2001 la morenaza Sonique era la DJ mejor pagada del planeta.
Y mucho de este logro se dio gracias a «It Feels So Good», un cañonazo bailable que meses antes colocó en el mercado, inundando desde las pistas de los antros hasta las tiendas de ropa, especialmente en ciudades como Londres, París y Nueva York.
Fue en el verano del 2000 cuando el segundo intento de publicación de la canción como sencillo -el primero fue en diciembre de 1998 sin mayores dividendos- cumplió con la expectativa que su creadora tenía. El track mordió el mercado con una fuerza inusitada que derivó en que fuera el tercer single más vendido del año en tierras británicas.
«Si estoy triste, lo expreso en un disco. Si estoy feliz, hago lo mismo. Mi experiencia me dice que puedes andar bajoneado, pero la música nunca te decepcionará», dijo Sonique en una entrevista con el diario The Hindu.
La explicación derivó de que el interlocutor de la inglesa pensó que las letras de tan movido y rítmico corte tenía que ver precisamente con el éxito, lo cual fue descartado rápidamente por ella.
«Escribí la canción cuando estaba hundida en dolor. Es acerca de este chico que me encantaba hace años, pero que no correspondía a mis sentimientos. Él era exitoso en esos años, yo no. Y pensaba que yo estaba enamorada de su fama, pero esta pieza es en realidad un modo de declararle que era él en sí mismo quien me gustaba. Era su modo de caminar y hablar lo que me hacía sentir realmente bien, no su éxito», reveló.
Sonique acabó aquella entrevista mencionando su esperanza de que el público conectara con ella a nivel lírico y entendiera sus vivencias personales, algo doblemente complicado para los consumidores de música dance que suelen atiborrar las pistas de baile para eso… bailar simplemente.
Inicios de siglo y tiempos de gloria para Sonia Clarke, su verdadero nombre. Después vendrían retos más importantes para la londinense como enfrentar la baja de su popularidad y un cáncer de seno que superaría en 2010.
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