Hubo una época en que, a golpe de bajas ventas, los integrantes de Aerosmith comprendieron que debían volver al mainstream con el fin de sobrevivir como banda de rock justo en la década en que, paradójicamente, el escenario les era más propicio.
Sucedió en la segunda mitad de los años 80, precisamente cuando alistaban el lanzamiento del disco Permanent Vacation, secuela de un par de álbumes independientes que no tuvieron éxito y que colocaron la carrera de la pandilla en entredicho: Rock in a Hard Place y Done With Mirrors.
Y para lograr el cometido Steven Tyler recordó que debían implementar un par de variantes en torno a una premisa fundamental: lanzar un sencillo ancla. De antemano «Angel» fue el elegido.
«Aprendimos pronto que si no hacíamos algo con el disco en términos comerciales, no iba a ser escuchado de forma alguna (…) Cuando renacimos de nuestras cenizas, dijimos ‘intentemos escribir con algunas personas externas porque necesitamos otro Dream On’. Así que creamos ‘Angel’», contó Steven en una entrevista con la revista Guitar Center.
El tema fue el resultado de la mancuerna constituida por Tyler y Desmond Child, un manantial de virtuosismo musical que en su currículum incluye exponentes del tamaño de Bon Jovi, Michael Bolton, Meat Loaf, Cher, Chicago, Alice Cooper, Scorpions y Kiss, entre otros tantos.
«‘Angel’ ayudó a que la gente comprara el disco para, después, escuchar las otras piezas, ya sabes, las que uno concibe como composiciones más profundas. Muchas personas odian a Aerosmith porque piensan que somos sentimentaloides y baladescos, pero otros tantos nos aman justamente por esto. Así que no pretendemos complacer a todos, es como el beso del diablo», agregó el vocalista de la banda.
El single, tercero de Permanent Vacation, fue lanzado al mercado en 1988 y escaló hasta el tercer puesto del Billboard Hot 100. El objetivo de Tyler y su compañero, el guitarrista Joe Perry, había surtido efecto. Era el final de los años 80, pero con la venta de cinco millones de copias de esta producción, estaba claro que Aerosmith visualizaba con esperanza la que, en definitiva, sería su gran época: los años 90.
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