De pronto aparecía la armónica, Steve Wonder la aprisionaba en sus manos y, tras una pequeñísima pausa, la hacía sonar con unos cuantos soplidos. Segundos después… Dionne Warwick comenzaba un canturreo celestial.
No estaban solos, a su lado grababan también Elton John y Gladys Knight, quienes completaban un combo memorable de estrellas enfocado en reunir fondos para apoyar las causas de la American Foundation For AIDS. Era octubre de 1985 y el mundo, como ahora, no sabía cómo diablos combatir al enemigo invisible.
Así que la amistad que se pregonaba en la letra, esa que abarcaba los momentos buenos y los ratos jodidos, iba más allá de las relaciones habituales entre los seres humanos. En ese sentido, la composición cuya autoría pertenece a Burt Bacharach y a Carole Bayer Sager, fue bien acogida. De hecho, cuatro años después de que la pieza sonara por primera vez en voz de Rod Stewart, ellos fueron quienes sugirieron que se creara una nueva versión firmada por Dionne & Friends, pero con fines benéficos.
«Para aquellos a quienes no les gusta ser vistos cuando donan dinero o ser escuchados cuando se refieren a una crisis en particular, esa canción se volvió una avenida para trascender sin ser estigmatizados», comentó Warwick en 2011, poco después de que la versión cantada por ella y por los otros tres ases cumpliera 25 años en el mercado.
«Uno debe ser una roca para no querer ayudar a la gente con SIDA, la devastación que la enfermedad causa es demasiado dolorosa para quienes la atestiguamos. Me dolió mucho ver la agonía de un amigo, estoy harta del sufrimiento y esto hace sufrir de verdad».
Al final de 1985, tan solo en Estados Unidos fueron reportados 15,527 casos de SIDA, de los cuales se registraron 12,529 defunciones, además de que se informó por vez primera que el síndrome estaba presente en cinco continentes y 51 países.
En el plano musical, el 18 de enero de 1986, «That’s What Friends Are For» desbancó a «Say You Say Me», de Lionel Richie, del primer lugar del Billboard Hot 100, pero lo más relevante para el sencillo no estribaba en su posición dentro de los listados de popularidad, sino en el objetivo primario por el cual se grabó: obtener ganancias para combatir la citada enfermedad.
Pasados los años, Warwick admitió que la canción traspasó los límites que sus propios protagonistas imaginaron, ya que la gente empezó a usarla en bodas, graduaciones, nacimientos y, por supuesto, juramentos entre amigos que aspiran al vínculo perpetuo.
Está claro que la pieza ha superado el ser la más popular de 1986, según Billboard, ha sido mucho más que un tema de película y mucho más que un cover a beneficio…
«Keep smiling, keep shining, knowing you can always count on me, for sure, that’s what friends are for…»
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