En marzo de 1994 los nenes de Oasis, aún en el punto mínimo de modestia de una banda que aún no lograba nada, mandaron imprimir carteles para anunciar el lanzamiento de «Supersonic», su sencillo debut, con fecha del 11 de abril. Y en la parte inferior de cada uno se leían dos columnas con 16 fechas que conformaban su entonces gira.
Pequeños lugares como The 100 Club de Londres, el Jug of Ale de Birmingham, el Moles de Bath y La Belle Angele de Edimburgo se llenaron de historia pura al albergar los conciertos del grupo que eventualmente se convertiría en la gran bestia del britpop. Y en todas esas noches, «Supersonic» sonó entre gritos aislados y aplausos . Veladas cuya magia no se confirmó sino hasta unos meses después, cuando Oasis se volvió un exponente gigantesco.
La canción no fue un fenómeno inmediato, ya que apenas alcanzó el lugar 31 del chart británico, pero con el tiempo vino el reconocimiento y algo así como 215,000 unidades llegaron a manos de los fans, con lo que se ubicó como uno de los 20 sencillos más vendidos en la historia de la isla, además de ser una infaltable de los shows del grupo de Manchester.
«I need to be myself, I can’t be no one else…»
En cuanto a la letra, es más simple de lo que el promedio de los himnos británicos podría suponer. Y todo… porque fue compuesta en cuestión de minutos, sin ánimos de que se convirtiera en algo legendario ni mucho menos.
«Una chica me hizo sentir mal, porque se acercó a mí la otra noche y me dijo muy tranquilamente… ‘La letra de Supersonic me caló hondo, a mí también me han sucedido esas cosas’. Y yo me quedé como ‘¿de qué hablas?, Supersonic es simplemente sobre una emoción que hace que uno se levante a tocar», contó en 1994 Noel Gallagher, quien incluso tuvo que desmentir que la pieza trataba sobre prostitución juvenil.
Si alguien trató de indagar en su momento quién era la tal ‘Elsa’, a la que se hace referencia en la canción, pudo terminar desilusionado, ya que esa «chica» era en realidad la Rottweiler del ingeniero Dave Scott, misma que despedía un buen número de flatulencias.
«¿Quién tendría el valor de lanzar un primer sencillo como ‘Supersonic’, con letras que incluso llegan a hablar sobre un maldito Alka Seltzer (para la perra)?», abundó en otro momento el compositor.
Entre la primerísima y la última idea que sirvieron para confeccionar el tema pasaron solamente 11 horas, al interior del estudio Pink Museum, de Liverpool. Tiempo récord para el que terminaría siendo el sencillo favorito de Noel, así como un estandarte del Definitely Maybe indispensable en los shows que se llevaron a cabo en los referidos pequeñísimos clubes y en grandes estadios como Wembley.
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