Pasaditas las nueve

3s2qy5h13hr11.jpgComo se frasea coloquialmente, todo sucedía pasaditas las nueve de la noche. ¿El protagonista? William Martin Joel.

A ritmo de piano, vibraban los sentires en los recovecos del Executive Room, un bar de Los Angeles en cuya fachada blanquecina que daba a Wilshire Boulevard se presumían dos cosas: cocteles y entretenimiento.

Justo ahí, donde se congregaban almas a medio vivir, Bill halló un empleo que duró medio año, luego de animarse a abandonar su natal Nueva York.

Ajenos a músicos de alta escuela en la cuadra, los asiduos al recinto pronto quedaron atados al cancionero del chaparrón de voz aterciopelada y dedos gambeteros que les amenizaba sus penurias y sus planes a futuro jamás iniciados. Todo al calce. Declives y desahogos. Comensales y pianista como sed y agua en este lienzo bohemio donde las canciones infestadas de improvisación zigzagueaban entre el humo de los cigarrillos, la intoxicación en tiempo real y, valga la paradoja, las muchas soledades que se acompañaban noche a noche.

«It’s a pretty good crowd for a Saturday and the manager gives me a smile, ‘cause he knows that it’s me they’ve been comin’ to see, to forget about life for a while…»

La anatomía de «Piano Man», obra maestra de Billy Joel, emana de puro personaje de carne, hueso y mal aliento, incluido el propio neoyorquino, quien veinte años después de publicarla accedió a hablar de cada involucrado en las letras: el anciano sin nombre; John, el barman; Elizabeth, la mesera; el tipo ducho en los negocios, Paul, el novelista que no admite su alcoholismo; y Davey, el antiguo miembro de la marina.

«La mesera del relato es, de hecho, mi primera exmujer (Elizabeth Weber). Ofrecía cocteles cuando yo estaba a cargo del piano. El hombre de negocios sí se drogaba en el bar y Paul se la pasaba diciendo que estaba en proceso de escritura de un libro», detalló el nativo del Bronx en 1994 dentro de un auditorio de Harvard preparado para una tanda de preguntas y respuestas. Sin rodeos, una estudiante le había solicitado aclarar si la canción era fruto del mundo real o si había sumergido los versos en aguas fantásticas.

«Cuando hablé de hacer el amor con su gyn and tonic, digamos que me di una licencia poética porque, de ser real, habría significado algo muy extraño», añadió Billy, desatando la risotada en el alumnado.

En la apertura de los años 70, Los Angeles era epicentro de la industria musical estadounidense. Pululaban entonces productores y cazatalentos, muchos de los cuales, en más de una ocasión, intentaron convencer a Joel de dejar este bar de poca monta. Sin pensársela mucho, el cantautor mantuvo las veladas bohemias con el fin de subsanar su apremiante situación económica y escapar de un previo contrato discográfico que le había dejado descolocado. Así que cada noche salía a escena con sonrisa y convicción, oculto en su mote artístico: The Piano Stylings of Bill Martin.

«En ese tiempo hubo gente que se me acercó para decir… ‘Eres demasiado bueno para actuar en este lugar…’, y otros me proponían un contrato distinto y un nexo con otro productor. Así que fue algo real y en algún momento comprendí que debía componer una canción acerca de esto», confesó Billy.

Es bien sabido que «Piano Man» (1973) quedó lejos de ser hit instantáneo, pero en su descargo hay que decir que se dio el efecto té: tiempo, aroma y temperatura jugaron en favor de su creador. Los reconocimientos llegaron, el sencillo fue incluido en un manantial de conteos Best of y en lo que respecta a la historia de conciertos de Joel hay que apostar miles de dólares a que no hay tema que cause más euforia, jolgorio y singalong multitudinario que éste.

Y todo por ser un himno muy alto que habló de vidas volando muy bajo, noche a noche, pasaditas las nueve.

Anuncio publicitario

5 respuestas a “Pasaditas las nueve”

  1. me encanta pero vienna es mucho mas sentimental y profunda.

  2. Es que todos, en algún momento de nuestras vidas, requerimos a un Piano man.

  3. Esta es la canción? por que empieza tan…baseada? jajaja, pero si, la canción si la había oído aunque sin ese intro tan chistoso, jmmmmmmmm bien la promoción que le hicieron en Sex and the city, supuse que seguro la había escuchado antes solo que quizás era de esas canciones de las que no conocía el título y así fué, esta si me gusta mucho en verdad

    Jmmmmm
    Tqmmm!!!

  4. Te quedó muy padre

  5. I could be a movie star if I could get out of this place

Opina en Radiolaria

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: