Dave Mustaine ha dicho en un sinnúmero de ocasiones que «Symphony of Destruction» casi se escribió sola.
No es que se diera de pronto una de esas situaciones cósmicas para entrar en catarsis y construir un himno de leyenda. Por el contrario, el líder de Megadeth se encontraba en lo que podría considerarse un rato anticlimático. Luego de tomar una clase de artes marciales, entró a un establecimiento de comida rápida y ordenó sushi.
«Tomé el ticket, le di vuelta y escribí en él lo que terminó siendo el coro», le contó Mustaine a Kenny Herzog en 2011.
«Me fui a casa y, ya ahí, miré el papel, inmerso en una vibra como la de Manchurian Candidate, y de ahí salió todo. Ahora bien, el riff… no tengo idea de dónde salió, lo juro por mi vida», añadió el pelirrojo, quien colocó la popularidad del citado corte al nivel de canciones como «Peace Sells», «A Tout Le Monde» y «Holy Wars… The Punishment Due».
Como sólido segundo track del disco Countdown To Extinction, «Symphony of Destruction» catapultó a la banda estadounidense a las más grandes alturas del metal, aun cuando muchos puristas del género han sostenido que aquel trabajo, grabado en Burbank, California, y producido por Max Norman, fue el principio del fin de Megadeth, al menos en su etapa thrash.
«You take a mortal man and put him in control, watch him become a god, watch people’s heads a’roll…»
Las letras del sencillo lanzado el 21 de julio de 1992 hablaban, para no perder la costumbre, de gobernantes cuestionables, especialmente en Estados Unidos.
«Se trata de masas conducidas a su propia destrucción por un líder que es más o menos un títere de un gobierno fantasma. Casi todos los gobernantes que no han terminado con una bala en su cabeza han sido meras marionetas», ahondó Mustaine, quien curiosamente «encontró» el inolvidable riff de la pieza mientras intercalaba algunos disparos a la canasta en una «cancha» aledaña a los estudios Enterprise.
El álbum debutó en el segundo sitio del Billboard 200, fue el primero en la carrera del grupo que obtuvo alta rotación tanto en la radio comercial como en MTV. Fueron los tiempos en que estos melenudos llenaban arenas y se marchaban de los lugares en limusina. Todo gracias a un feroz primer sencillo que, sin embargo y a pesar de las múltiples alabanzas, no fue capaz de destruir al gran fantasma de Mustaine.
«Fue doble platino, tenía la casa, la esposa, el bebé (Justis), todo, pero para mí esto no significó nada, porque seguí comparándome con mi banda previa (Metallica)».
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