«So can’t ya see me standing here, I got my back against the record machine, I ain’t the worst that you’ve seen, ah… can’t you see what I mean? Might as well… jump… Jump!«.
La letra parece no dar indicio de ello, pero el carismático David Lee Roth explicó en julio de 1984 el rarísimo origen de «Jump», uno de los temas mejor logrados y más reconocibles en la historia del rock. Por supuesto, a cargo de Van Halen.
«‘Jump’ es una canción que escribimos por diferentes razones, primeramente porque es un año definitorio y segundo porque veía televisión una noche, estaban las noticias de las 5, y mostraron a un tipo en lo alto de las Arco Towers de Los Angeles. Se disponía a arrojarse y había un grupo de personas en un lote de estacionamiento gritando desde abajo ‘¡No saltes, no saltes!’. Yo, en tanto, pensé… ‘¡Salta!’», le contó David a la periodista Lisa Robinson, de la Rock Video Magazine.
En esa misma entrevista Roth matizó el caso aclarando que si uno echa un vistazo a los líricos, no existe un mensaje negativo en aquel segundo track del disco 1984.
«Escribí la canción y al final fue incluida en el álbum. Es fácil traducir lo que uno escucha en el disco con una actitud de ‘ve por ello’, algo mucho más positivo».
Muchos años después, este éxito de Van Halen fue incluido en una singular lista de más de 165 canciones de contenido «cuestionable», tomando como punto de partida los atentados del 11 de septiembre de 2001. La empresa Clear Channel Communications fue la que consolidó tal listado, extendiendo dicha prohibición a 1,200 estaciones de radio.
Exageradas consecuencias para una bobalicona idea de mediados de los 80.
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