Es un caso raro. «Stripped» nació en 1986, pero fue bellamente reconceptualizada en 1993 por los seguidores de Depeche Mode.
¿Por qué? Tal vez porque el flacucho Dave Gahan y el voyeur de las imperfecciones, Anton Corbijn, hicieron lo necesario para que durante el Devotional Tour aquel primer sencillo del Black Celebration se convirtiera en un ritual y levantara imágenes de sexo en la mente de los retorcidos, esa clase de devotos a los cuales busca Martin Gore en las tuberías del mundo.
Depeche la ubicó como séptima canción del repertorio de aquella gira, justo después de «Halo». Las 11 pantallas se iban a negros, retumbaba la gritería en los estadios y aparecía de golpe un fondo azulado con la palabra «STRIP» en negro, así como la espalda difuminada de una mujer desnuda sin identidad. Un inicio atronador que volvió locas a las masas, las cuales atestiguaron cómo con una mano escribía con plumón «STRIPPED» una, dos, tres, 100 veces, hasta oscurecer por completo el lienzo azul. Locura absoluta.
El título del sencillo que nunca penetró lo más alto de los charts y la forma de contonearse de Gahan sugerirían que «Stripped» es la canción sexual por excelencia de la banda, pero no se concibió así.
«No es sobre sexo. Se refiere más bien a no tener nada excepto a ti mismo. Pese a ello, la gente puede desnudarse si así lo desea», aclaró el propio Gahan durante una entrevista en febrero de 1986.
«La canción es un riesgo en sí… porque no te captura de inmediato. Hay quienes la oyen y dicen ‘¿eso fue todo?’. Otros piensan que es brillante».
Pertinentes aclaraciones de Dave especialmente después de que varias publicaciones alemanas catalogaran a los Mode como una cuadrilla en busca de chicas desnudas en nombre de la variante más electrónica del rock ochentero.
«La idea de ‘Stripped’ es escapar de la tecnología y la civilización por un día. Trata de dos personas desnudando el nivel más íntimo de sus emociones. Por eso en el video salíamos destruyendo coches y distanciándonos de un televisor», remató Andrew Fletcher.
Pese a estas ideas, los millones de fans y las hordas que rinden tributo a la pandilla de Basildon aún traicionan estos conceptos del modo más elemental. Apenas oyen el encendido del motor del Porsche 911 de Gahan, se funden en besos taquicárdicos y se toquetean debajo de sábanas calientes porque «Stripped» les da un motivo, válido o no, de cachondeo. Es una excelsa creación que no huele, sino que apesta a sexo. Letras pardas, encuentros a oscuras y celebraciones negras, esas de las que hablaba el Depeche de 1986.
A veces vivir en el error es francamente delicioso.
Opina en Radiolaria