¿Cómo fijarse en Gahan cuando Gore se pinta los labios color rubí, se encadena y luce atuendos dignos de una fiesta sadomasoquista?
Esta pregunta se la hicieron muchos entre 1984 y 1986, años en los que Depeche Mode se inundó de influencia alemana y decidió grabar dos de sus discos medulares en Berlín. Ahí justamente… donde Gore sostuvo una relación con una germana llamada Christina Friedrich, lo que parecía desprenderse de toda lógica, ya que su imagen lo deducía como un gay sin restricción ni complejo.
Y también en esos tiempos el güero escribió «Shake The Disease», una de las creaciones más valoradas por los fans de la banda y una perla que no se percude con el tiempo. Fue grabada a inicios de 1985, durante una pausa del Some Great Reward Tour que permitió que los cuatro, además de su mentor Daniel Miller, apostaran fuerte a un tema que podía convertirse en uno de sus más grandes himnos.
El 29 de abril fue lanzado el sencillo y de inmediato llegaron los cuestionamientos sobre el contenido del mismo… y de su extraño título.
«Es una canción de amor, es acerca de la imposibilidad de conseguir algo que tiene un gran significado para ti dentro del universo del amor. A veces uno trata de hablar con alguien en una relación y eso, tan simple, se complica mucho. Así que eso se busca, sarandear y tratar de que reaccione la otra parte cuando no hay posibilidad de hablar», explicó un inusual rubio (Gahan) en un programa de televisión.
Si no fuera por la aclaración de Dave, pocos pensarían que tal sentimiento es el punto central de la pieza. Pero este «tema de amor» sostenía una vínculo con «Stories Of Old», otra creación de los Mode.
«En ‘Shake The Disease’ hay una referencia a otra canción, ya que suena… ‘Now I’ve got things to do and I’ve said before I know you have too‘. En una canción pasada dijimos… ‘Now I’ve got things to do and you have too‘», le dijo un muy orgulloso Gore a la Melody Maker en 1989.
No se puede asegurar si el corte y el «nobody knows me as well as you do» estaban dedicados a esa flaca de nombre Christina que flechó a Martin y que, a la vez, hizo que se enamorara de los atardeceres berlineses, las salidas de madrugada y las interminables charlas sobre la Alemania nazi.
Lo que sí es un hecho es que la letra es tan extraña como Gore, como sus aficiones, sus atuendos de cuero y su modo de existir. Una visión de relación amorosa que pocos entenderán. Pero esto es irrelevante. Si todos comprendieran las motivaciones del rubio, se terminaría el misterio… y él, en sí mismo, es el más grande enigma en la historia de Depeche Mode. Así funciona el hombre que engorda con perversión y enflaca con ternura.
Así pues, vivamos con el morbo y dejemos las telarañas. Como a él le gusta, como debe ser.
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