RADIOLARIA

De la línea «Pour a little sugar on me, baby«, perteneciente a una pieza sesentera de la banda ficticia The Archies, emanó una canción que veinte años después hizo estallar el mercado norteamericano, no sin antes ser elegida por un ejército de strippers y emperatrices del desnudo como fondo perfecto de sus contoneos nocturnos en los clubes del desfogue: «Pour Some Sugar On Me».

«El coro probablemente lo tomé prestado de manera inconsciente de ‘Sugar, Sugar’», le confesó Joe Elliott en 2012 a Vulture.com.

La banda se encontraba en Holanda en 1986 grabando el álbum Hysteria cuando, durante una pausa en la que el famoso personaje ultraperfeccionista del estudio de grabación, Robert «Mutt» Lange, salió por café, Elliott tomó una guitarra acústica y empezó a improvisar. Al regresar, el productor pudo escuchar y quedó hechizado. «Pour Some Sugar On Me» terminó siendo la canción en la que Def demoró menos tiempo de composición. Un rayo… muy efectivo.

«Es una metáfora de cualquier preferencia sexual que a uno se le antoje», había declarado previamente Joe con respecto a la letra.

Nada del otro mundo para un greñudo que en 1988 aclaró que el hecho de haber laborado en una fábrica de cuchillos y tenedores no lo había convertido precisamente en un compositor demasiado profundo: «No hay nada en Sheffield sobre lo cual escribir canciones, ¡ésta es la ciudad del acero! y mi única razón para estar en una banda es escapar del aburrimiento».

Algo curioso de este tercer sencillo de Hysteria que alcanzó el segundo sitio del Billboard Hot 100 es que refleja una extraña mezcla de estilos musicales. No fue casualidad, según palabras de Elliott a la revista Kaos2000.

«Run D.M.C. y Aerosmith acababan de hacer ‘Walk This Way’ y de pronto rock y rap sonaron bien juntos, así que nosotros intentamos lo mismo».

Sí. Sexo, rock y rap. Maridaje que convirtió a Def en un fenómeno monstruoso a finales de los años 80.