Matt Bellamy sabe que no puede desentonar. Por eso usa chatarra roja, ad hoc con todo lo que le rodea.
Esta noche Muse es color, potencia y vehemencia, una mordida que no suelta. Y por ahí dicen que aunque a este lugar le caben 19,000 almas, hoy hay poco más de 24,000 a merced de la gira que justo cumple un año y algo así como 120 presentaciones, cada una frenética y agotadora.
Quizá por esa cifra masiva, inédita en el Palacio de los Deportes, se mueve el piso desde que se palpa el ritmo tipo «Tubular Bells» de «The 2nd Law: Isolated System», esa especie de intro falso conceptual del más reciente capricho de Bellamy: The 2nd Law.
Qué noche.
El primero de cuatro shows en la Ciudad de México mueve esqueletos sin negociar tregua, con una selección que no permite indiferencia ni pretende ser un mero calentamiento. Es imposible concebir un foreplay si en los primeros 15 minutos suenan «Supremacy», «Map Of The Problematique» y «Panic Station». Estos tipos de Devon no aguardan, van a los orgasmos con todo y ropa. Típicos amantes que penetran… antes de destender la cama.
Ya para estas alturas de la tan mediática «gira de la pirámide inestable», el cabello de Matt es una borracha desbocada. Parece recién levantado, pero a las fans les encanta. Le piden un embarazo vía inseminación auditiva que no deje lugar a dudas. Se lo quieren llevar a la cama, al altar y a la tumba, esos tres lugares horizontales en los que uno muere de algún modo.
«¡Es bueno estar de vuelta en la mejor ciudad del mundo!», lanza el populista vocalista.
El chaparrón tuerce los tobillos como si fuese invertebrado y jala aire como si se fuese a sumergir 10 minutos en el mar, es el genio detrás de esta maquinaria espectacular. Y por eso se saca auténticas fotos en movimiento. Para no salirse del guión, elige «Undisclosed Desires» para bajar a dar la mano a los afortunados y dejar que una cámara cercana capte hasta los poros de su cara. A ello, Bellamy responde con besitos a la misma, sabedor de que las pantallas de la pirámide replican su boquita y lo vuelven un besucón masivo. Efectivo como pocos.
The 2nd Law Tour vive sus últimas noches (acaba en diciembre) y es simplemente memorable, es ya un documento de década y del amanecer de siglo. Aunque hubo manga y escenario adaptado a estadios durante el verano, el prototipo de hoy es el preferido de miles de fanáticos, porque aun sin ser monstruoso, es impactante.
Dominic Howard es un animal en «Knights Of Cydonia», en «Time Is Running Out» y en ese «postre» que no se disfruta todas las noches: «Stockholm Syndrome». Cada una, en su momento, ha orquestado baño de cerveza y temblores en la zona de piso, ahí donde no hay butacas y suceden besos de lengua y sexo retardado.
El final es algo predecible, pero hay que cumplir incluso con los musers menos esenciales vía «Starlight»… y sus coros y su encanto innegable.
Sin foreplay ni romanticismo… esta noche ha habido buen sexo.
Lo cavernícola nunca ha dejado de ser ley.
Setlist – 181013-
The 2nd Law: Isolated System, Supremacy, Map Of The Problematique, Panic Station, Supermassive Black Hole, Resistance, Knights of Cydonia, Monty Jam, Feeling Good, Follow Me, Undisclosed Desires, Guiding Light, Liquid State, Madness, Time Is Running Out, Bliss, Stockholm Syndrome, The 2nd Law: Unsustainable, Uprising // Blackout, Starlight, Survival.
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