Recalentar el pavo y…

TeacyChapman.jpg11 de julio de 1988. El viejo Wembley acaba de pintarse de dorado, el atardecer se recuesta sobre ese gran techo metálico.

No hay consenso sobre la cifra exacta, pero los que han armado el macrofestejo por los 70 años de Nelson Mandela dicen que más de 73,000 personas han entrado a este inmenso óvalo, recinto sacrosanto para los británicos.

Sin embargo, como consipran las leyes de Murphy, para grandes ocasiones… grandes desperfectos. Hay problemas «técnicos» (esos que jamás se especifican) con el equipo de Stevie Wonder, lo que impide que el invidente de la sonrisa radiante suba al entarimado.

No queda de otra. Hay que recalentar el pavo. No por deseo, sino por urgencia, se debe echar mano de Tracy Chapman, una de las jovencitas invitadas a la fiesta que ya un rato antes ha cantado tres cortes de su álbum debut: «Why?», «Behind the Wall» y «Talkin’ ‘bout a Revolution». Y como no únicamente hay apuro frente a los huéspedes en Wembley, sino ante millones que se han adherido al suceso por televisión, el soplido está a punto de hacerse ciclón.

Disecada por el nervio que pela, Chapman acude al llamado con la encomienda de un mago obligado a sacar un conejo del sombrero, solo que, esta vez, sin que un asistente haya comprado al conejo. Todo a botepronto. Azotada por las vainas del aturdimiento, se para con su guitarra en un rinconcito que ni siquiera es el escenario central, mientras miles la miran extrañados, acaso preguntándose: «¿Ella otra vez?»

Y así, interpreta un tema muy simplón titulado «Fast Car», siendo ignorada en un inicio por la mayoría -varios incluso mostrando la espalda-. Sin embargo, conforme escurre el segundero, la voz de la nativa de Cleveland mueve una y otra y otra fibra entre butacas. Y se vuelve un contagiadero hasta que, al final, cuando detiene el rasgueo y da las gracias, retumba el grito y la desconocida, venida arriba, se marcha abrazada por aplausos. Cientos de vasos de cerveza apuntan al cielo… a su salud. Edén. Momento fotográfico.

Luego de incontables toquines en banquetas chimuelas y en cafés de acústica cabaretera, este capítulo es para Chapman la llegada a la Luna. Le trae respeto y alabanza, así como millares de adeptos en un ecosistema habitualmente hostil para el ingenio afroamericano. En el día del Mandela septuagenario, la aclamación desatada por «Fast Car» representa el comienzo y un merecido Grammy el desenlace. Y en medio de los extremos… una venta masiva que excede los 15 millones de discos.

«La canción no es acerca de un coche, sino sobre una relación que no funciona porque básicamente ha empezado algo torcida», reveló la cantautora años después a la revista Q.

Lejos de ese mal inicio de un romance capturado en las letras de la pieza, Tracy jamás habría de olvidar el atardecer dorado de junio que barnizó al gran platón londinense, donde una fiesta de cumpleaños fue el motivo y un desperfecto técnico el golpe de suerte. La célebre ley de Murphy… sonriéndole de forma insólita a la bateadora emergente de Cleveland que, frente a tanto inglés voluble, se aferró a sus esencias y a su guitarra porque no había otro mástil al cual asirse.

«So remember we were driving, driving in your car, speed so fast I felt like I was drunk, city lights lay out before us… and your arm felt nice wrapped ‘round my shoulder…»

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6 respuestas a “Recalentar el pavo y…”

  1. Pues tiene una voz andrógina pero no me parece que sea apra confundirse con la de un hombre, de hecho le da un aire a la de Nina Simone, pero me gusta, tiene mucho soul como dirían ellos, jmmmmm, muy bien ella. Ha de se padre ganarse a las personas de muchos modos y más así

    Tqmmmmmmmmmmmmmmmmmmm!!!!

  2. Me encanta ella, disfruuto mucho lo que escribes

  3. Es una metáfora del camino de la vida y uno de los temas ícono de los 90

  4. Muchos pensarían que Tracy tuvo suerte, pero yo creo que estaba preparada para dar lo mejor de si.

  5. une genia, una personalidad muy original en su voz y en su música..

  6. Luis, esta mujer me encanta, tiene una sensibilidad que roba, una voz cálida y llena de cadencia. Tuve la oportunidad de verla en Central Park y no sabes, el ambiente que genera con su sola presencia es embriagante. No dejas de sorprenderme, te felicito.

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