13 de julio de 2013. De camino al concierto de Dave Matthews Band en el Hersheypark Stadium, en Hershey, Pennsylvania, un par de fans de la banda ven a un hombre varado a medio camino.
El individuo, sin teléfono celular, hace señales y pide auxilio para que se detenga cualquier automovilista, ya que una de las llantas de su bicicleta se ha dañado. era ni más ni menos que el artista al que ellos se dirigían a ver en un recinto de Hershey, Pennsylvania: el mismísimo Dave Matthews.
Emily Kraus, quien viaja con su pareja, baja la velocidad hasta detener su coche a unos metros del infortunado hombre. Ha de ayudarlo, pero hay una peculiaridad, algo insólito, increíble: el hombre que ha solicitado apoyo es ni más ni menos que… ¡Dave Matthews!, el artista com quien justamente tienen una cita esa noche, al igual que otros miles de fans. Casualidad al doble. La primera ya se ha explicado. Y la segunda: los padres de Emily acaban de colocar hace apenas semanas un rack para bicicletas en la parte trasera del auto.
«No sabíamos de qué hablar, así que sólo se nos ocurrió platicar con Dave acerca de su tour actual», le dijo Emily al Daily Mail.
Horas después, el propio Matthews toma unos segundos ante el público del show para contar la anécdota.
«No tenía celular, así que dije… ‘mierda’. Pero después una dama muy amable llamada Emily y su novio se acercaron, me auxiliaron y me trajeron al concierto», cuenta el músico a la concurrencia. Y ahí mismo se encuentra la pareja, esos buenos samaritanos, con boletos de cortesía en primerísima fila y firmados con una breve frase: «Gracias por el aventón».
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