Terminaba el siglo y los Red Hot Chili Peppers echaban el cliché por delante: se «reinventaban». Comienzos que se vitaminan del final de algo. Banda a contracorriente. Salmones.
«Scar Tissue» no representaba solamente un sonido nuevo con respecto a lo que venía haciendo la asociación comandada por Flea y Anthony Kiedis. También proclamaba la resurrección del guitarrista John Frusciante, niño mimado y eternamente inconforme con su corte de cabello que a inicios de los noventas huyó por la puerta trasera, precisamente cuando los Peppers pasaban de orugas de culto a mariposas de masas. El tipo no resistió la metamorfosis y desapareció por años.
Pero ahora todo olía distinto. Frusciante regresaba a la nave nodriza con melena de Cristo y Kiedis había cercenado la suya y se había pintado de rubio para competirle a Dolores O’Riordan. Aún sacaba a pasear el abdomen de lavadero y mantenía esa voz que mezclaba a una deidad y a un surfer. Era fin de milenio. Valía todo.
En su autobiografía, Anthony habló de «Scar Tissue», canción escoltada por un pintoresco video roadtrip dirigido por el francés Stephane Sednaoui y cuyas imágenes se asemejaban mucho a las de «My Favourite Game», de los suecos The Cardigans, incluso en las heridas que mostraban los cuatro integrantes viajando sobre un descapotable destartalado.
«Todas las ideas flotaban cuando John Frusciante inició ese riff de guitarra y yo entendí por dónde debía ir la pieza. Nunca olvidaré lo que sentí al observar el cielo sobre el garage (de la casa de Flea) en dirección a Griffith Park, con los pájaros volando sobre mi cabeza, recibiendo mi dosis de Juan Salvador Gaviota. Experimenté la mirada de esos pájaros sintiéndome un eterno forastero«, detalló el cantante, quien a su vez tiró un arpón al otrora guitarrista del grupo, Dave Navarro, con la frase «Sarcastic Mr. Know It All«.
«Close your eyes and I’ll kiss you, ‘cause with the birds I’ll share, with the birds I’ll share this lonely viewin’, with the birds I’ll share this lonely viewin’, with the birds I’ll share this lonely view…«, entonaba Anthony.
Al igual que en los versos del primer sencillo de Californication, en dicho libro, titulado también Scar Tissue, el frontman abordó sus adicciones. Nada extraño para un fornido componente de la industria del rock si no fuera porque la persona que lo metió en dicho mundo fue su propio padre, Blackie Dammett. Kiedis tenía apenas cuatro años cuando quedó inmerso en la humareda de la mariguana despachada por su antecesor. El perdón del hijo al padre llegó hace pocos años, cuando el propio Anthony debutó como papá. «Le perdono sus errores y le doy gracias por regalarme tanto tiempo y energía», dijo el artista al tabloide The Sun.
En octubre de 1999 los Red Hot Chili Peppers actuaron en México y presentaron «Scar Tissue» con una dedicatoria que, pronunciada a pocos metros de la avenida Río Churubusco, pesó el triple. «Amamos México, sentimos mucho cariño hacia este país y la siguiente canción es para Frida Kahlo», anunció el bajista más adorable del alternativo, Flea.
Más de 15,000 fans se pusieron locos y mientras Frusciante desgarró la lira como nunca, Kiedis invocó con cada palabra a la pintora mexicana, como si de pronto esperara su resurrección completa, absoluta, con todo y cicatrices.
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