Los coros de «Return to Innocence» dieron la vuelta al mundo en 1993 cuando Enigma colocó en las tiendas de discos su segunda producción, The Cross Of Changes.
El tema se ubicó en la parte más alta de los charts en una docena de países, y tres años después, por si alguien aún no lo consumía, fue parte de los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Luego de un exitosísimo debut en 1990 en el cual conjuntaba con exquisitez pop y cánticos gregorianos, el proyecto encabezado por el rumano Michael Cretu, productor, ingeniero de sonido, compositor e intérprete, se extendió a lo largo de la década capturando los sonidos del mundo para exponerlos del modo menos convencional y parecido a los estándares de finales de siglo.
Uno de esos sonidos, el de «Return to Innocence», trajo serios problemas a Cretu, ya que la pieza se basaba en los cánticos tribales de la dupla compuesta por los ancianos Difang Duana y su esposa Igay, cuyo corte titulado «Jubilant Drinking Song» había sido grabado en 1988 al interior de la Maison des Cultures du Monde, en París. Ello acarreó problemas legales y demandas, tras los cuales en 1999 se determinó que Enigma debía pagar una cantidad (no revelada) de dólares a los autores.
«Quedé en shock cuando encendí el televisor y vi que la canción estaba siendo usada en los Juegos Olímpicos. Algunos amigos me preguntaron si había hecho un disco y me molesté muchísimo cuando me contaron que alguien había comercializado el tema sin nuestra autorización», manifestó Difang en su momento.
Hay quienes sostienen que aquel matrimonio oriundo de Taiwan (los esposos fallecieron en 2002) se hizo acreedor al 100% de las regalías por concepto de «Return To Innocence», lo que colocaría a uno de los máximos éxitos de Enigma en manos ajenas.
El origen del coro de «Jubilant Drinking Song», que aquí puede escucharse en su tono más elemental, está en los Amis, una etnia aborigen predominantemente dedicada a la agricultura y a la pesca.
Así como había sido atacado por no acreditar de manera correcta los cantos gregorianos en su hit de 1990, «Sadeness (Part I)», aquí nuevamente Cretu se topó con la crítica.
El genio y sus problemas, Enigma y sus cosas. Nunca el nombre de un proyecto musical fue tan acorde a la naturaleza del mismo.
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