Tras ser despedido de Pink Floyd en 1968, Syd Barrett, el joven mimado de la psicodelia, se convirtió en un hombre misterioso a quien la prensa buscó por años con tal de hablar con él y sacar una gran exclusiva colgada de la leyenda del diamante «demente».
Es bien sabido que Barrett produjo muy poco en solitario, y el primer intento, titulado The Madcap Laughs, supuso varios episodios que clarificaron el estado mental del fundador de Floyd. En algún momento se fue a Ibiza, dejando a la mitad de las grabaciones del disco, lo que causó que EMI le lanzara un ultimátum.
Aun con la ayuda de David Gilmour, las sesiones fueron un desastre. Pese a ello, The Madcap Laughs fue lanzado en enero de 1970 y pronto vendió 6,000 copias. El entusiasmo fue tal que Syd decidió meterse al estudio un mes después (el 26 de febrero) para un segundo disco, producido de nuevo por Gilmour.
Sin embargo, según el libro Crazy Diamond, en la grabación de Barrett, el protagonista fue incapaz de tocar notas iguales una sola vez, desvariaba y era imposible seguirlo. Fue la historia breve del Barrett post Floyd en cuanto a la música, ya que, por otro lado, su vida personal resultaba no menos caótica.
En el flat londinense que compartió con Duggie Fields, ubicado en Earls Courts Square, solía quemar alimentos, «sembraba» aromas insoportables y prestaba techo a junkies, pero aun con estas cosas, se debe admitir que Syd aún era blanco de muchas mujeres. Fue justo en ese tiempo cuando el ex Floyd inició un romance con Gayla Pinion, una atractiva y delgada pelirroja, quien años después declararía que Barrett era un tipo de contrastes: podía ser increíble por horas y de pronto mutar en el ser violento que pocos imaginarían. Peleas y hasta golpes serían parte de la convivencia en aquel departamento.
Al tiempo que esto sucedía, Fields se cansaba de ver junkies y droga en el flat. Así pues, llegó el momento de mudarse. El citado libro consigna que, sin despedirse de Duggie, Syd cerró con seguro su cuarto, dejando varias pertenencias, y se marchó con Gayla a Cambridge para vivir en la morada de su madre, justo en el número 183 de Hills Road. Fue ahí donde el 1 de octubre de 1970 la pareja se comprometió.
El rockero compuso el tema «Wined And Dined» a su chica, y dos tomas del demo original quedaron plasmadas entre las 3:30 y las 6 de la tarde del 7 de junio de 1970.
Sin embargo, el compromiso amoroso de los tórtolos no duraría mucho. Syd siguió comportándose violento, lo que propició que la madre de Barrett interviniera varias veces en favor de la chica. Constantes rupturas, reconciliaciones y problemas. Al final… Gayla se marchó y él terminó viviendo solo y en reclusión casi absoluta en Cambridge, lejos del tormentoso Londres.
Al tiempo, Barrett sería entrevistado por Steve Turner para hablar de su tercer disco solista. Un mero sueño que jamás se cristalizaría, al igual que su idea de matrimonio con aquella guapa pelirroja de las piernas largas.
«Wined and dined, oh it seemed just like a dream! Girl was so kind, kind of love I’d never seen».
Errático Syd, amoroso Syd.
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