¿Que si Erin Everly fue el gran amor de Axl Rose? Es muy probable. Pero, en todo caso, también fue el blanco preferido de la rabia del pelirrojo.
Muy al estilo de los cuentos rosas del rock, el cabecilla (cabeza dura) de larga cabellera rojiza dedicó gran parte de su juventud a Erin, de quien se enamoró perdidamente y a quien incluso comenzó a escribirle una oda en una servilleta que a la postre se convertiría en «Sweet Child O’Mine», la canción más importante en la carrera de la banda. Sí, de trozos de papel surgen odas milenarias destinadas a ser veneradas por más de una generación. Y cantadas por estadios completos.
El romance, con lindas postales incluidas, comenzó mucho antes de que los aplausos rodearan a los Guns. No se coció a fuego lento. Durante una fiesta en 1986 llegó el flechazo y la idea de vivir juntos, aunque pronto aparecieron los arranques de ira de Rose, así como episodios violentos que fueron una constante hasta el final de la década. De uno de esos brotó, irónicamente, un impulsivo plan de contraer matrimonio el 27 de abril de 1990, cuya respectiva anulación fue solicitada por Axl menos de un mes después. Subibajas cuasi cómicos y cientos de frases tormentosas que reflejaron fielmente el tipo de amorío que sostenían los tórtolos.
«Erin fue el gran amor de mi vida, me separé precisamente por eso, porque la amaba tanto que me hacía sufrir mucho» , dijo en su momento Rose.
Pianos destruidos, arranques de cólera, sobredosis y alaridos de madrugada que pedían auxilio a los vecinos, pasando por una acusación formal de Erin en la que alegó abuso sexual con penetración de parte de Axl, fueron sólo ejemplos de la clase de relación que protagonizaron, pero quizá lo que marcó el desenlace del vínculo tuvo que ver con el deseo del músico de tener, sí o sí, un hijo con ella. El embarazo se logró, pero la pareja perdió al bebé a los tres meses de gestación por un aborto espontáneo.
Tras la separación definitiva en 1991, los abogados de Stephanie Seymour, novia posterior de Rose, llamaron a Everly para que unieran fuerzas y testificaran en contra del líder de GN’R.
Los años corrieron y los veranos se esfumaron hasta que recientemente Erin fue captada en uno de los conciertos que ofreció Guns N’ Roses en tierras estadounidenses. La dulce niña de «Sweet Child O’Mine» escuchando su propia canción.
Debió haber aplaudido con todo. Debió no haber festejado nada. Sólo ella sabe…
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