Alphaville encontró un «para siempre» con «Forever Young», una ocurrencia de adolescentes alemanes que ni siquiera eran músicos -ellos mismos lo admitieron años después- pero que pasaban semanas enteras escuchando a sus ídolos y soñando con, un día, componer un tema. Uno simple, con eso les bastaba.
«Fue una de esas canciones que simplemente surgió y se volvió un fenómeno. Nosotros éramos personas normales, así que fue un sueño hecho realidad, aunque luego tuvimos dificultades para manejar la situación a nivel psicológico», reveló el vocalista Marian Gold en 2017 a The Washington Times.
La versión definitiva de este sencillo publicado en septiembre de 1984 siempre sonó dulzona para un sinnúmero de melómanos que la interpretó como himno de esperanza, asidos al mástil de la eterna juventud. Sin embargo, y pese a la melancólica voz de tenor de Marian, las intenciones desde este cuartel musical de la extinta República Federal Alemana no eran nada azucaradas. Lejos de subrayar el brillo de los mejores años de nuestras vidas, los Alphaville reflejaban la tensión derivada de la Guerra Fría y el jaque nuclear. Desdoblaban en los versos una sensación alicaída y hasta la urgencia de que lo que tuviera que suceder entre la Unión Soviética y Estados Unidos, sucediera de una buena vez, porque hasta de tener miedo uno se harta: «Hoping for the best but expecting the worst. Are you gonna drop the bomb or not?… Can you imagine when this race is won? Turn our golden faces into the sun…»
Ya desde años atrás, el mundo contemplaba el cielo con temores de todo tipo: a los misiles, a la bomba atómica, al gobernante presa de los nervios, al botón rojo desde Moscú o Washington.
«Tenía que ver con esta situación de indefinición. En cualquier momento todo podía salirse de control. Viéndolo en retrospectiva, parecía un enorme tablero de juego, pero hoy día tenemos terroristas de un lado y políticos locos del otro. La diferencia con respecto a aquella época es que en los ochentas a la gente parecía agradarle vivir con miedo, mientras que hoy tiene miedo en verdad», expuso Gold, común denominador de todas las etapas de la banda.
Pasados los años y desmembrado el bloque socialista, las alarmas ciertamente han cambiado de forma. Antes se sabía quién y dónde atacaría, mas no cuándo. Hoy no se sabe quién, dónde ni cuándo. En tanto, la generación que escuchó «Forever Young» en vinilos o repentinamente en la programación de una estación de radio -mucho antes de que existieran los manipulables Spotify o iTunes- sí podría hoy valorar la lírica desde la honda nostalgia. Todos. Una camada completa para la que caducó el «I want to be forever young» canturreado en el estribillo por Marian, ya regordete y con tan escaso cabello que parece haberle caído ceniza en el cráneo.
«No tengo una gran explicación, solamente sé que la canción aún toca muchos corazones, almas y mentes porque parece adecuarse a cada generación y a cada problema del mundo», consideró el cantante.
Valga esta reflexión final, ya que Marian la hizo justamente cuando la tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte había escalado a preocupantes niveles en 2017. La aceleración del programa nuclear norcoreano y las respuestas arrebatadas del líder estadounidense en 140 caracteres reactivaron la validez de aquellos versos de 1984. Cientos de miles volvieron a mirar al cielo.
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