Una crítica en 2010 del diario El País hacia el vocalista de Skid Row, Sebastian Bach, fue no menos que lapidaria: «Este Bach cantó en un grupo heavy de segunda, llamado Skid Row, y ahora se pasea por ahí exportando los clichés del heavy metal«.
Ciertamente eso ha seguido siendo Sebastian, el otrora máximo galán de los metaleros de finales de los 80 e inicios de los 90, cuyo movimiento de cabellera rubia volvía locas a millones de fanáticas.
Al día de hoy permanece la melena, así como sus tatuajes y el recurso ya muy trillado de entonar muchos ‘fuck‘ mientras habla. Ya no suena tan sexy la artimaña, ya es cliché. Aún así, el rockstar llegó a declarar entrado el nuevo siglo que sus costumbres permanecerían hasta sus 60 años porque, dijo, «puedo hacerlo».
¿Cuándo disfrutó sus años más gloriosos? Básicamente cuando debutó Skid Row y lanzó los sencillos «18 And Life» y «I Remember You». Mientras que el segundo es la power ballad que toda agrupación metalera estaba obligada a incluir en el repertorio para iluminar las arenas con cientos de encendedores, el primero fue un auténtico himno en MTV (el video fue el más rotado del año 89).
«18 And Life» emanó de una nota de periódico que atrapó al guitarrista Dave «The Snake» Sabo. Ahí se publicó el caso de un chico de 18 años que le había disparado por accidente a un amigo, y todo por el clásico error: pensó que la misma estaba descargada. La pena: cadena perpetua.
Al tiempo, parece existir algo de relación entre los hechos aquí expuestos. Mientras aquel chico (presumiblemente llamado Ricky) permanece en prisión, Sebastian Bach se mantiene atrapado en el cuerpo de un metalero eterno que se niega a cambiar y a mofidicar sus «linduras», sin importar la edad. Todo indica que se morirá con la suya.
Para Bach, sigue siendo 1989.
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