Y de las catacumbas de Los Angeles salieron a finales de los 80 Perry Farrell y su banda Jane’s Addiction para mover a la audiencia con una propuesta deliciosa que los convirtió en reyes del mal llamado metal alternativo en Estados Unidos.
Fue justo en 1990, con su segundo álbum de estudio titulado Ritual de lo Habitual, cuando la pandilla encabezada por el flacucho y carismático cantante se apoderó de la radio comercial con «Been Caught Stealing», el tercer corte promocional de dicho material que refería al robo sistemático de tiendas… sólo por diversión.
El video, uno de los preferidos en la rotación de MTV, respaldó el éxito de la canción, la cual consiguió permanecer varios días en la cima del Modern Rock Chart de Billboard, entre el 24 de noviembre y el 8 diciembre de aquel año. El concepto, la letra y el video, todo el combo en sí, colocaron al cuarteto californiano en los cuernos de la luna en un tiempo en que la música dance y el rap mantenían cierta hegemonía, pero además, sin despegarse de sus orígenes y de su propuesta rebelde que muchos años después sería copiada claramente en videos como el de «1979», de The Smashing Pumpkins.
Polémico por haber dicho en cierto concierto a la multitud que no permitiera que el SIDA les limitara su libertad sexual y por un sinnúmero de declaraciones en las cuales promovía el desfogue sin consideraciones (incluido el consumo de heroína), Perry Farrell se convirtió en blanco frecuente de críticas.
El frontman neoyorquino no tardó en defenderse en una entrevista con la revista BAM a finales de 1990.
«No entré en el negocio de la música para sermonear a la gente. Mis intenciones jamás se han relacionado con ningún tipo de enseñanza, simplemente lo que hago es para entretenerme en este aburridísimo planeta», expuso Perry.
Con el correr de los años, el excéntrico Farrell dejó de ser el hombre atacado por los medios. Lejos de la controversia, ha ejercido acciones de altruismo, es un ferviente activista en pro del medio ambiente y fue uno de los pilares de negociación para la liberación de esclavos en Sudán a principios de la década anterior.
Por si fuera poco, es la mente maestra detrás de Lollapalooza, festival que se mantiene vivo y que cumple el precepto que alguna vez estableció su creador: hacer de este mundo algo menos aburrido. Exactamente lo opuesto a un ritual de lo habitual.
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