Sin la excentricidad Rod Stewart dejaría de existir. Y bajo esa premisa lo que sucedió en 2008 podría no sorprender a nadie, pero a la vez, resultó ser algo inaudito para muchos a pesar de las características del eternamente exótico londinense.
Fue justo en aquel año cuando el hincha más devoto del Celtic de Glasgow, quien entonces tenía ya 63 años de edad, fue captado por una cámara de paparazzo… siendo amamantado por su mujer Penny Lancaster en pleno yate.
La escena, tan fuera de lo común y tan lejos de la costumbre, se dio sin pudor alguno mientras la pareja vacacionaba en Capri, Italia, y la damisela producía todavía una buena cantidad de leche a propósito de las necesidades de su hijo Alastair, nacido tres años antes.
El hecho, uno más en la larguísima lista de excentricidades del hombre de los cabellos desenfrenados, abasteció de material suficiente a los tabloides británicos, esos que durante décadas han hecho de la vida sexual y amorosa de Rod uno de sus temas preferidos, siempre ideales para las portadas.
Ahora no era cosa de los diarios. Ahora Stewart, auténticamente, había creado su propia primera plana.
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