Los amantes del electropop ya conocen el proyecto Sally Shapiro, pero quienes aún no tengan el gusto, es momento de…
De origen sueco, usando un pseudónimo que da nombre a la banda y con una identidad que permanece en el anonimato, la señorita y el productor Johan Agebjörn ya nos habían hecho muy ameno el 2009 con su más reciente disco, My Guilty Pleasure, el cual fue bien recibido por la radio no comercial tanto en Estados Unidos como en Europa.
Ahora, la dupla anda con aires renovados, ha lanzado su nuevo single «What Can I Do», el cual formará parte de Somewhere Else, su tercer álbum de estudio que saldrá a la venta el 26 de este mes y que representa más una resurrección que un retorno, ya que muchos fans aseguraban que todo se había terminado. Ella detestaba la vida propia de los tours, especialmente por sentirse forzada a viajar y a darse refriegas nocturnas determinadas por un sinnúmero de compromisos comerciales. Algo muy lejano a su amadísima vida cotidiana.
Al final y por fortuna, no hay disolución del grupo, gozan su renacimiento este año y todo parece igual (o mejor) que antes, con más «dramas-disco» de corte ochentero que tan buenos resultados les han dado desde su debut oficial en 2007.
Sally Shapiro no es un pretexto revivalista que se aprovecha vulgarmente del recuerdo de los años 80. Lejos de ello, es una propuesta aún en ascenso que no exagera en el uso del vocoder y que licúa de modo delicioso la melancolía con el sonido del sintetizador en su más pura expresión. Algo digno de una verbena entre nostálgicos veteranos, listos para escuchar un millar de remixes como aquéllos con los que solían mover el esqueleto hace 30 años y enamorarse poco a poco de sus amigas adolescentes (hoy señoras).
A veces hasta los amores de antaño renacen con una buena remezcla.
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