Oingo… ¿qué?

103213352_9783260ab3_oEn una entrevista con el diario El País hace cinco años, el vocalista de The Killers, Brandon Flowers, habló de su infancia y confesó que pasaba muchos días en el campo con su familia de clase trabajadora, escuchando y venerando a bandas como New Order, The Smiths y Oingo Boingo.

De las primeras dos agrupaciones se sabe bastante, no así de la tercera a la que refirió el mormón de Las Vegas. ¿Oingo… qué?

Tan peculiar nombre sólo podía salir de la mente de Danny Elfman, un genio que ha sido más conocido por ser una parte fundamental de las obras de Tim Burton que por su trabajo como músico independiente y líder de cuadrilla. Ciertamente el tipo ha sido un pilar de composiciones para cine y televisión y un baluarte de las notas injustamente despreciado por el Oscar, pero Elfman es mucho más que eso… y su banda, aunque desconocida para muchos, también.

Oingo Boingo nació en 1972 y se extinguió en 1995, con algunas transformaciones y un origen que ciertos críticos han definido como «cabaretero», pero con un entusiasmo único e inigualable. Era no menos que una tropa teatral tan diferente que bien podría parecer un invertebrado musical.

Sin aflicción alguna, los Oingo Boingo lograron que los riffs de guitarra hicieran recordar por igual a Chuck Berry que a Keith Richards o a Tony Iommi. El platón era enorme para hacer ensaladas, pero consistentemente con buen sabor; no se trataba de ser un Goofy disfrazado de banda musical.

Y por encima de todo y de un vasto repertorio de canciones que más bien eran pequeñas historietas teatrales, brillaba Elfman, un tipo que en su adolescencia se negó a escuchar músicos posteriores al año de 1935 y que a la postre se transformó en un gimnasta vocal. Su lengua y entonación lo hacían un demonio adorable. De esos que desesperan a media humanidad. Un psycho en pleno desprendimiento, un humorista despiadado, fascinante.

A título personal, coloco a Dead Man’s Party, de 1985, como la obra suprema del colectivo, pese a que muchos la criticaron por desechar en buena medida ese teatro del absurdo en favor de un estilo más allegado al Simon LeBon de la época (otro de los adoradísimos adictos al peinado con secadora). Del álbum encantaron «No One Lives Forever» y «Weird Science».

La historia acabaría 10 años después con una actuación memorable en el Universal Amphitheater de Los Angeles (documentada en audio y video), tras la cual han ido y venido los jaloneos sobre una posible reunión, cosa que Danny ha desmentido rotundamente, ya que tiene pérdida progresiva e irreversible del oído y no quiere exacerbar el padecimiento. Así, siempre quedó la duda con respecto al método de trabajo de un genio loco como Elfman. Su receta, pues.

«Alguna vez un amigo pintor me llevó a su estudio, donde tenía varios jarrones con pigmentos y colores. Llevaba un mes probando combinaciones de color de todo tipo, sin pintar un sólo fragmento en el lienzo. Eso me marcó, quise hacer lo mismo: colocar en mi ‘suelo sonoro’ todas las piezas melódicas y después comenzar. Una vez que tengo todo, se esfuma el método», confesó Danny en 2001.

Ninguna definición tan precisa para el detrás de cámaras de Oingo Boingo: «el grupo sin método» en manos de un torero bizarro que hacía faenas fuera del ruedo. Su banda nunca fue una carne bien cocida, pero siempre fue exquisita.

Es muy probable que los pentagramas de Elfman no sean de cinco alambres y que su cerebro contenga materia magenta. Seguramente su funeral será multicolor, con jazz, ska, percusiones con pimienta y, por supuesto, varias rebanadas de Le Grande Magic Circus, la tropa a la que pertenecía su hermano mayor y que a los 18 años lo inspiró a enrolarse en esta aventura.

Era un mísero renacuajo, pero ya sabía qué tipo de rana quería ser: la anti rana.

Anuncio publicitario

4 respuestas a “Oingo… ¿qué?”

  1. Dany Elfman es grandioso, no sabia que había tenido una banda.

  2. Buen articulo, definitivamente una gran banda que no muchos conocen.

  3. Si alguien me pidiera que describiera a Oingo Boingo con una sola cancion, definitivamente seria INSECTS del disco NOTHING TO FEAR. Ritmos Africanos,Seccion de Metales tocando Ska, bajeo slap tipo funk, guitarras distorsionadas, sintetizadores ochenteros y Danny Elfman encimando voces imitando insectos… Eso es Oingo Boingo!!

  4. Avatar de Alice in Wonderland
    Alice in Wonderland

    me encantó!

Opina en Radiolaria

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: