
“Took it to my stashbox, 560 State Street, came in the kitchen like a Simmons whippin’ pastry, cruisin’ down 8th St, off-white Lexus…”
La calle que Jay-Z pronuncia en una de las primeras líneas de «Empire State of Mind» es un recuerdo indeleble de Angela Hunte. De la infancia, del mundo con menos problemas y enemigos. Del Brooklyn sin par.
Junto a Janet «Jnay» Sewell-Ulepic, Angela es la artífice lírica del himno neoyorquino más importante del siglo XXI, ese en el que confluyen dos estrellas brillando a distintas velocidades: Jay-Z, recitando los versos en modo correcaminos, y Alicia Keys, soltando a todo pulmón el estribillo como si la vida transcurriera en cámara lenta, pudiendo mirar toda la urbe alrededor, con piel de gallina, al pie de un gigantesco rascacielos y en una esquina con olor a café, a gyro banquetero o a emparedado de pastrami.
«Viví en el mismo edificio en el que él residía, nos conocíamos desde Brooklyn, pero nunca trabajamos juntos», afirmó Angela en una charla con Billboard. «Ni en un millón de años imaginé que compondría un hit para él. Te haces ilusiones con ciertos artistas, pero luego las cosas suceden y el disco no se concreta por la razón que sea. Pero a Jay le encantó la canción, hizo el álbum y hoy es una locura».
Ese «ni en un millón de años» se tambaleó durante un viaje a Londres, la otra gran metrópoli del frenesí, la cerveza en abundancia y los clubes de música en estado larvario que después fascinará al mundo entero. Ahí, Angela y Janet coincidieron y en cierto momento experimentaron la misma añoranza y deseos de regresar pronto a Nueva York. «Nos dijimos… ‘Siempre nos quejamos de Nueva York, de las calles atestadas, de la gente empujándose, del sistema de transporte, pero daríamos lo que fuera por estar ahí ahora’. Antes de dejar el hotel de Londres, nos convencimos de hacer un tema acerca de nuestra ciudad».
Su nostalgia compartida se volvió un garabato de canción que ambas hicieron llegar a las oficinas de Roc Nation, la compañía de entretenimiento asentada en Manhattan y fundada por el rapero en 2008, con la esperanza, muy escueta, de que éste le dedicase una escucha. En medio de los aromas de un asado sabatino que siempre abre apetito y pone de buenas a cualquiera, la pruebita cumplió su cometido. Jay y el ejecutivo Jon Platt picaron el anzuelo y grabaron esa misma noche una toma. Pronto se unió al proyecto Alicia Keys, a recomendación de Hunte.
«Nunca olvidaré cuando Jay y yo estábamos por terminar el corte y él me preguntó… ‘¿Crees que es demasiado Nueva York?’ Y yo le respondí… ‘Un poco, pero ¿de qué otra manera debería ser?’ Al final, no es solo acerca de Nueva York, es acerca de salir de la nada y encontrar el éxito. Todos pueden identificarse con eso», dijo Keys a The Guardian.
Acorde con el impacto cosmopolita de la ciudad a la que rinde tributo, «Empire State of Mind» penetró el Top 10 en más de veinte listados e hiló cinco semanas en el número uno del Billboard Hot 100 cuando expiraba 2009. Una canción alta como rascacielos.
“In New York, concrete jungle, where dreams are made of, there’s nothin’ you can’t do, now you’re in New York, these streets will make you feel brand-new, big lights will inspire you, let’s hear it for New York…”
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