«Es la mejor canción jamás escrita». Palabra de Paul McCartney.
No faltó el arpón de todos esos que creen que el ex Beatle alabó «God Only Knows» más para asegurarse unas cuantas portadas que para ensalzar a The Beach Boys.
La breve historieta se completa con la creencia de que Paul y John Lennon oyeron en una fiesta el tema y el pasmo fue tal que dejaron los tragos a medio vaso, salieron deprisa y se dirigieron a la casa del segundo para componer algo. Supuestamente ahí germinó «Here, There and Everywhere», con sus muchos efectos.
Uno más de esos impulsos que en un tris detonan clásicos, acaso porque en este caso a Dios se le menciona en el título, causando que los músicos sientan electrochoques, se vuelvan locos y saquen conejos de la chistera. O canciones de quién sabe qué callejuela del alma.
El propio Brian Wilson reconoció estos calambres de inspiración cuando The Guardian le preguntó sobre el tema que menos tiempo le había tomado componer. «Escribí ‘God Only Knows’ en 45 minutos. Yo y Tony Asher», alardeó entonces, aunque en otras entrevistas bajó el récord a media hora.
El tal Asher no traía demasiado currículo para semejante encomienda. Era un ejecutivo guapito de 26 años dedicado a la publicidad y más cercano a la obra de Bill Evans que a los discos de los Boys. Conoció a Wilson durante una fiesta en las colinas de Hollywood por la hermanita del destino (la casualidad), cuando Brian, aprovechando que el resto de la banda paseaba por Japón, ofrecía su alma a cambio de ayuda para las letras de algunas melodías. Unas pocas reuniones bastaron para que la mancuerna hiciera match, el caldo adquiriera temperatura y la cosa en general oliera bien.
Si acaso una de las discusiones partió de la línea inicial («I may not always love you»), donde Wilson sentía una rápida aniquilación del romanticismo. Pero a los ojos de Asher, todo era vil rabieta de un tipo precoz al que le encantaba embolsarse a las fans desde la primera sílaba, así que se mantuvo estoico y pidió paciencia para los versos subsecuentes: «But long as the stars are above you, you’ll never need to doubt me…«
Visto así, a Brian se le desinflamó la duda. Ya luego emparejaría el marcador de debates cuando le dijo a Asher, con total razón, que incluir a Dios en el título los haría caminar en hielo frágil. Éste se entercó y, al salir a la luz, la canción fue rebotada por varias estaciones de radio y tiendas de discos.
«Era algo más privado, esa fuerza que ayuda a una persona a controlar sus dudas y esperanzas. Eso ponía nerviosa a la gente, me ponía nervioso a mí», explicó Wilson en referencia a las letras.
Pese a tanta temblorina y con esta lírica que de cierto modo declaraba la muerte de la inocencia, «God Only Knows» se volvió hit catedralicio del Pet Sounds, álbum sin el cual, dicen los que saben, el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles no existiría, ya que fue concebido como contragolpe inmediato de los indignados y a la vez maravillados vanidosos de Liverpool. No estaba en el guión permitir que unos músicos de la costa californiana que armonizaban hasta sus ajuares nerds se les indigestaran.
Al tiempo, Wilson y Asher mostraron a diestra y siniestra su gordísimo orgullo por este clásico de brutal empaque en cuya toma definitiva se involucraron 23 músicos y donde brilla la voz de Carl, hermano menor de Brian, elegido en el cuartel general de The Beach Boys para interpretar «la mejor canción de toda la historia».
Menudo encargo considerando que únicamente escuchó un… «Tú canta y ya.»
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