RADIOLARIA

Y de pronto… Modest Mouse se volvió ruidoso en los primeros meses de 2004.

Su entonces nuevo sencillo, «Float On», copó las estaciones de radio a ambos lados del Atlántico y propulsó a la cuadrilla encabezada por Isaac Brock a grandes alturas, a pesar de que ya los respaldaban tres discos de estudio. Otro de esos típicos casos en los que la gente supone que una agrupación acaba de nacer a la par de su primer gran trancazo comercial.

A nivel lírico, el regordete cantante deseaba romper la costumbre de escribir sobre problemas, desolación o sentimientos negativos, así que este pegajoso sencillo fue el banderazo de salida para promover en el mercado el álbum irónicamente titulado Good News For People That Love Bad News.

Sin desentonar demasiado con su difícil infancia, el joven compositor atravesaba por momentos complicados antes de la edición de la placa. Acababa de perder a dos amigos cercanos, había sido acusado en 1999 de una supuesta violación (resultó una falacia y el músico probó su inocencia) y había pasado una decena de noches en prisión por chocar en Buffalo bajo los efectos del alcohol.

Ante ello, los fans de la banda esperaban una reacción reflejada en las letras de Brock, sin embargo, todo fue distinto.

«Fue algo completamente consciente. Estaba de alguna forma asqueado de tanta mierda, todo era oscuro y las malas noticias aparecían por doquier», confesó Brock al sitio The A.V. Club justo en 2004, año en que la silla presidencial de Estados Unidos estaba ocupada por un republicano.

«¡Nuestro Presidente George W. Bush es una maldita dosis diaria de malas noticias! Luego tienes a los científicos bien intencionados que nos revelan que todo está jodido. Sólo quiero sentirme bien por un día».

Aunque no trepó más allá del sitio 68 en el Billboard Hot 100, «Float On» se apoderó de la cima del conteo de canciones del ramo alternativo en Norteamérica, sector al que realmente pertenecía la propuesta musical de Modest Mouse. Un año después, el corte recibió una nominación por mejor tema de rock en el Grammy.

A la fecha, el público es el que sigue confirmando la valía de este «single feliz» en los conciertos de la banda al vitorearlo más que a cualquier otra pieza que haya salido del genio de un tipo voluble, cambiante y virtuoso como el buen Isaac.

«I backed my car into a cop car the other day, well, he just drove off – sometimes life’s okay, I ran my mouth off a bit too much, ah what did I say?»