Tal vez ningún corte haya sido más escuchado entre 1998 y 1999 que «Kiss Me», joya de unos texanos con pinta de irlandeses llamados Sixpence None The Richer.
La idea del guitarrista Matt Slocum y la voz angelical de Leigh Nash arrasaron con todo a su paso y en aquel año se apoderaron de la radio comercial al grado de ser el track más rotado en 11 países.
«Fue algo un poco loco. Matt escribió la canción mientras estaba de viaje. Mientras leía algo de poesía de Dylan Thomas, comenzó simplemente a escribirla. Las letras eran un poco distintas y en sí la pieza un poco más oscura, aunque básicamente era la misma composición», comentó Nash a Baeble Music.
«Kiss Me» fue uno de esos casos no tan extraños en el mundo de la música de un rey sin corona. Porque a pesar de su extenso dominio, sólo fue número uno en Canadá y Australia a mediados de 1999, desbancando en ambos casos a «No Scrubs», de TLC. En cuanto al Billboard Hot 100, escaló hasta el segundo peldaño.
Y hablando de realeza, el tema fue escuchado por más de 200 millones de espectadores como parte de la transmisión de la boda del príncipe Edward justo en aquel año.
«Estaba sorprendida. Ante todo sentimos una enorme gratitud, estábamos felices. Habíamos trabajado muy duro, así que fue increíble cosechar algo de reconocimiento. Ya llevábamos juntos un largo tiempo y nos hizo sentir muy bien que las cosas se tornaran positivas», recordó recientemente Leigh Nash, quien en aquella época contaba apenas con 22 años de edad y usaba su enajenante sonrisa a grados superlativos, tanto como se pudiera, tanto como la situación lo mereciera.
Optimismo por doquier a causa de una canción melosa pero no empalagosa que deleitó a millones y le regresó a los tórtolos las ganas de besar, de besar como se debe.
Sin motivos.
«Kiss me beneath the milky twilight, lead me out on the moonlit floor, lift your open hand, strike up the band and make the fireflies dance…»
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