El 25 de junio de 2005 la revista Rolling Stone publicó un artículo titulado Coldplay’s Quiet Storm, en el cual se abordó la intención de la banda de rendir tributo a muchos de los héroes musicales que los habían inspirado hasta ese punto de su carrera.
Fue la época de promoción del disco X&Y y el autor del texto, Austin Scaggs, aprovechó la ocasión para plasmar en sus líneas la sorpresa que le causó que Chris Martin, líder del cuarteto, le dijera que eran «extremadamente eficientes para plagiar».
«Recuerdo un artículo muy interesante sobre Radiohead cuando apenas empezaba a escucharlos. Jonny Greenwood dijo que cada canción de OK Computer era un intento de lograr la canción de alguien más. Y a veces eso es justo lo que nos sucede a nosotros», declaró entonces Martin, quien especificó que canciones como «Talk» o «The Hardest Part» no habrían existido sin la influencia de Kraftwerk y R.E.M., respectivamente.
En el caso de la segunda, Chris admitió que era una especie de oda a Michael Stipe, el líder de la mencionada banda de Georgia: «Le perdí todo respeto a la fama, pero no le he perdido respeto al respeto mismo. Así que una de las grandes ventajas de ser famoso es poder conocer a la gente que respeto. Nuestra relación es similar a la de un perro con su amo. Siempre voy a mirar hacia donde está él».
Como parte de esta «relación» con otros grandes de la industria, como bien apuntó el líder de Coldplay, se cacareó una semejanza entre el sonido de «The Hardest Part» y el himno que puso en órbita R.E.M. en 1991: «Losing My Religion».
La letra del track que se lanzó como sencillo el 3 de abril de 2006 habla de arrepentimiento por una situación en la que alguien dejó escapar algo muy valioso, pero Martin ya no profundizó tanto en la lírica como sí lo hizo cuando se trató de alabar a su ídolo Stipe.
«Ésta es una canción por la cual tenemos sentimientos encontrados, dos de la banda la amamos y dos sienten que es terrible, pero no revelaré quiénes piensan cada cosa», bromeó Chris ante la audiencia en un programa de BBC Radio 2.
A nivel comercial el single no fue tan exitoso en los charts como esperaba su creador, pero las críticas sí fueron favorables. Así que la oda a Stipe, la presumible ramificación británica de «Losing My Religion» y la manzana de la discordia al interior de Coldplay… terminó siendo todo un tema en los tiempos en que la banda abrió las venas del mundo, colocando X&Y en el primer lugar de los listados de más de 20 países.
«And the hardest part was letting go, not taking part, you really broke my heart…»
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