Y de pronto, justo a la mitad del Battle Born, cuarto disco de estudio de The Killers, se escuchan unos golpes de batería del gran Ronnie Vannucci y una línea de sintetizador suave que hace que uno se remonte a 1982. Se trata del comienzo de «Deadlines and Commitmens», acaso el corte más sofisticado de la obra.
Parece que las guitarras del cuarteto que encabeza Brandon Flowers han sido olvidadas en el armario. Y suena a nostalgia, a la pérdida de algo, de tiempos de esplendor, de épocas de bonanza.
De ser así, no es una mala interpretación del escucha, ya que el mismo Flowers así explicó el tema cuando en 2012 fue entrevistado y cuestionado sobre la estrecha relación entre el ritmo moderado de la pieza y las letras, mismas que abordaban una reflexión sobre el difícil momento económico de Estados Unidos en la primera década del siglo.
«Deseaba que la canción tratara esos temas, pero sin desatar un conflicto. Lo que quiero decir es que hemos pasado por épocas duras y Las Vegas ha sido uno de los lugares más golpeados. Cuando estaba en su peor momento -hoy de algún modo se ha recuperado- se podían ver muchas palmeras muertas en los jardines de las casas abandonadas», manifestó Brandon.
«Así que esto es algo que quise subrayar, pero de un modo en que la canción sirviera como un abrazo, como el dar una mano, porque noté podría conscientizar a la gente. Tal vez de algún modo los tiempos tan adversos hacen que la gente sea más humana».
Si bien gustó mucho entre los fans del grupo, «Deadlines and Commitments» rara vez fue interpretada en la gira con la cual se promovió el álbum, dejando escasísimas notas en directo para un par de ciudades afortunadas como Nottingham y Glasgow entre octubre y noviembre de 2012.
Mensajes positivos en tiempos turbulentos, muy al estilo de Flowers, un convencido de que siempre hay una luz al final de todo.
«If you should find romance, go on and take that chance before the strategies begin. Deadlines and commitments, every morning and in the evening, they can suck you in»
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