En 1990 «Something to Believe In» fue votado por los lectores de la revista Circus como el mejor sencillo del año, mientras que Flesh & Blood, material que precisamente contenía tal pieza, se llevó los honores del mejor álbum. Sin embargo, en la memoria de muchos fans (y no fans) de Poison, «Unskinny Bop» se llevó mucho más que premios.
El rápido posicionamiento del primer single de aquel disco se basaba en tres factores: un ritmo inusual para el estilo del grupo encabezado por Bret Michaels, un estribillo absolutamente pegajoso y un video colorido en el que el cantante movía las caderas de forma sugerente, escoltado por las siluetas de dos nenas virtuales.
Esto explica, en parte, su ascenso meteórico en las listas de popularidad hasta instalarse el 1 de septiembre de 1990 en el tercer sitio del Billboard 100, además de conseguir el escalón 15 del chart de Reino Unido y el séptimo en la torre australiana.
Lo que nunca resultó sencillo de conocer fue el origen de la canción, pero más que eso, el significado preciso de «Unskinny Bop».
«Aún no sabemos qué significa. Estábamos en el estudio de grabación. Yo componía la música y, usualmente, si Bret todavía no había escrito las letras, mi misión era pensar en algo que funcionara y embonara fonéticamente. Supongo que ‘Unskinny Bop’ surgió así. No estaba destinada a ser una canción, eran simplemente letras de un ensayo», explicó muchos años después el guitarrista C.C. DeVille.
El músico reveló en la misma entrevista que la banda le mostró el demo al productor Bruce Fairbaim y éste pensó que todo era perfecto y que debía trabajarse tal composición con grandes expectativas y sin importar qué diablos significaba ese gracioso título.
Las malas lenguas, siempre cercanas al mundo del hard rock y del metal, afirman que la mujer a la que hace referencia la letra de «Unskinny Bop» es ni más ni menos que una prostituta no precisamente delgada que por aquellos tiempos sostenía un tórrido romance con el propio DeVille, a quien algunas groupies han definido en blancos o negros: como un tipo muy ameno y agradable o como un auténtico cerdo.
En fin, hemos hablado de uno de tantos tracks en la discografía de Poison que sirven como testimonios del ajetreo y acelere endemoniados en los que estaba envuelto el cuarteto de Filadelfia… haciendo bop, bop, bop por todos lados.
Cuando el sexo manda, poco importan las definiciones…
«You’re sayin’ my love won’t do ya, but that ain’t love written on your face. Well, honey I can see right through ya, we’ll see whose ridin’ who at the end of the race…«
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