Para Will Champion, baterista de Coldplay, «Clocks» siempre será una bofetada elegante y una lección de vida.
«Cuando Chris tocó por primera vez la parte medular de la canción, yo pensé que era una completa basura, aunque me quedé sin decirlo. Alguien que trabaja con nosotros muy de la mano dijo ‘Si ese tema algún día es un éxito en la radio, me quitaré el sombrero’. Por eso, en nombre de Dave Holmes (manager) y mío, digo… ‘traigan el sombrero’», contó Champion durante la emisión de Storytellers de la banda británica para la cadena VH1.
Ciertamente había motivos para que el músico se mordiera la lengua, ya que el tercer single de A Rush of Blood to the Head fue alabado a nivel mundial y covereado hasta el cansancio, especialmente por el ostinato creado por Chris Martin, quien «se encontró» con algo interesante mientras improvisaba en el piano, una tarde en Liverpool.
«Cuando se trata de componer, lo mejor es que yo no sé muy bien lo que estoy haciendo porque no sé leer música. Por ejemplo, con ‘Clocks’ estaba sentado, improvisando con notas horribles, hasta que de repente brotó algo. Ya luego empecé a cantar y a tararear», reveló el propio Martin en un documental titulado Viva Coldplay.
Mientras que Will opinó de inmediato que la tonada era horrible, el guitarrista Jonny Buckland le pidió a Chris que siguiera tocando. Y, así, provocó que tan grande corte sobreviviera, fuera incluido de último momento en dicho álbum y, al tiempo, se consolidara como un gran himno del cuarteto. Himno que, por cierto, estuvo inspirado en el sonido de Muse, según admitió el vocalista en 2002.
Adorables diferencias al interior de un grupo de rock que, de ese mismo modo, se balancea a sí mismo.
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