«And you treated my woman to a flake of your life… and when she came back she was nobody’s wife«.
«Famous Blue Raincoat» jamás tuvo el impacto mediático de otras perlas de Leonard Cohen como «Tower Of Song», «Suzanne» o «So Long, Marianne», pero sí alcanzó niveles altísimos de misterio y culto derivados de la arrebatadora letra, a manera de carta, que hablaba de un triángulo amoroso entre una mujer llamada Jane, el propio Cohen y un amigo de éste.
A primera oída quedaría claro que el poeta canadiense narra en la misiva, fechada en un diciembre, una infidelidad sufrida en carne propia, en la cual su mujer se relacionó con uno de sus grandes compinches.
«El problema con esa canción es que he olvidado el triángulo. ¿Que si estaba yo involucrado? Claro. Siempre pensé que había un hombre invisible seduciendo a la mujer con quien compartía mi vida. Ahora bien, ¿que si esto era real o imaginario? No lo recuerdo», le dijo un ambiguo Cohen a BBC Radio en 1994.
«Siempre he tenido la sensación de que yo era esa figura en relación a otra pareja, y de que alguien más era esa figura en relación a mi matrimonio. Siempre esa sensación de un tercero en discordia, a veces yo, a veces otro hombre, a veces otra mujer».
Sentimiento puro de un Leonard cuya voz aún no desdoblaba en 1971 la ronquera que lo haría pasar de mera figura nostálgica a monstruo consumado de la poesía, pasando por el tamiz de empedernido mujeriego que nunca estuvo solo y siempre estuvo solo.
Si «Famous Blue Raincoat» expuso un pasaje autobiográfico sucedido en Clinton Street (donde ciertamente vivió por aquellos ayeres), entonces hay que decir que el nativo de Montreal ha hecho lo necesario para agrandar el misterio. Son bien sabidas sus guerras interiores derivadas de las faldas, mas nadie conoce la cantidad de sangre derramada en nombre de la fidelidad y el engaño, sólo él.
También se sabe que el impermeable azul sí existió. Cohen lo compró en Londres en 1959.
«And what can I tell you my brother, my killer. What can I possibly say? I guess that I miss you, I guess I forgive you. I’m glad you stood in my way«.
En un concierto que ofreció en Frankfurt el 6 de mayo de 1970, cuando la pieza ni siquiera había sido publicada aún como parte de Songs Of Love And Hate, Leonard le dijo a la audiencia: «Esta canción la escribí recientemente. Es una creación que en verdad se contrapone a la más grande tiranía que he experimentado, que es la posesión de las mujeres y la posesión de los hombres. Esas cadenas deben romperse antes de que algo suceda. Ningún manifiesto cambiará mientras no dejemos de esclavizarnos unos a otros, especialmente en el aspecto sexual».
Vaya sentencia del hombre que, pese a sus convicciones, se ha atado al sexo cuantas veces ha sido… innecesario.
No por nada un tremendo músico declaró en su momento: «Si no fuera Bob Dylan… me gustaría ser Leonard Cohen».
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