RADIOLARIA

Un cable fechado el 7 de octubre de 1993 proporcionaba información sobre la operación estadounidense «Serpiente Gótica» en terrenos somalíes: «Seis soldados estadounidenses han sido reportados como desaparecidos y se teme que hayan muerto. Mientras tanto, el piloto de helicóptero, Michael Durant, fue capturado por milicianos de Mohamed Farrah Aidid. Fuerzas leales al fugitivo caudillo somalí han atacado con morteros el aeropuerto en Mogadiscio, controlado por tropas de paz de la ONU.»

El reporte se dio en el marco de la llamada batalla de Mogadiscio, en la que la unidad de élite Rangers, con Durant a cargo de un flamante Black Hawk Super Six-Four, había sido enviada a la región para capturar al jefe guerrillero y a sus leales.

Dieciocho compañeros del piloto murieron, mientras que éste, herido y con la espalda y femur fracturados a razón del derribo de su helicóptero, fue puesto en cautiverio y rápidamente exhibido en un video casero. «Soy soldado y cumplo con lo que me ordenan. No es bueno que mueran inocentes«, dijo en la cinta.

Tiempo después, Michael recordó a la revista Metal Hammer los pormenores de aquellos días que pasó encadenado en la esquina de su celda. «En un inicio ellos reflejaban en sus ojos las ganas de matarme, pero alguien consideró que yo valía más como prisionero. Me fracturaron la nariz, los pómulos y la cuenca del ojo. Fue algo espantoso, no sabía si estaría vivo en los siguientes cinco segundos.»

El hipnótico aleteo de helicópteros cercanos era lo único que le inyectaba esperanza en su reclusión. A menudo la espera colapsó con la desesperación y la ira… hasta que en el decimoprimer día de cautiverio Michael escuchó el zumbido de una hélice mezclado con unas campanadas.

«Oí la máquina y el comienzo de ‘Hells Bells’. Tenían bocinas potentísimas amarradas al Black Hawk y sobrevolaban en círculo para que yo escuchara. Inmediatamente después de la canción oí un… ‘¡Michael, no nos iremos de aquí sin ti!’, algo que jamás olvidaré», contó el soldado en 2012.

El rescate había sido aderezado con aquella composición de AC/DC que el vocalista Brian Johnson escribió en 1980 tras ser fichado como relevo del fallecido Bon Scott. Había un porqué: la australiana era la banda favorita del piloto.

Tembloroso cual gelatina, Durant sintió que le pasaban corriente y respondió como lo hace todo apóstol del rock duro: alzando brazos y apretando dientes sin achicarse ante el vendaval. La guitarra Gibson SG de Angus Young chilló celestial y la voz de Brian Johnson sonó angelical. Resurrección. Sólo le faltó pintar cuernos con esas yemas magulladas.

«El tipo estaba aterrado con todo ese maltrato, pero sus conocidos sabían que AC/DC éramos sus preferidos, así que reprodujeron ‘Hells Bells’ sobre los techos», comentó emocionado el propio Johnson a la revista Q. «Dado que sus piernas estaban en muy mal estado, se quitó una prenda, se arrastró hasta una ventana y agitó su playera. Así pudieron hallarlo.»

Fascinante y hollywoodesco, el desenlace provocó un inusual empalme noticioso de CNN y MTV. A encorbatados y desfajados les urgía dar el breaking del histórico día en que las mismísimas campanas del infierno enmarcaron la liberación de un rockero disfrazado de piloto…

«I won’t take no prisoners, won’t spare no lives, nobody’s putting up a fight, I got my bell, I’m gonna take you to hell, I’m gonna get you, Satan get you…»